La intemperie. Gabriela Massuh
En estos días en que estamos conmemorando los 20 años del diciembre trágico quise leer esta novela que me debía, porque para mí cada instante de la vida política de este país se imbrica con mi vida.
En La intemperie Gabriela Massuh relata en forma de diario la historia de una separación, la angustia, la ausencia, la desesperación, el enojo, el duelo que suceden mientras el país se rompe: los días de diciembre de 2001 pero también aquel enero de 2002, el 2003, el 2004.
La mirada de Massuh es desoladora e implacable y aunque no se condice del todo con la mía, la sentí como una novela de gran vuelo en sus aspectos íntimos y políticos.
Gabriela Massuh. La intemperie. Adriana Hidalgo, 2017 (2008)
Sinopsis de la editorial:
¿Cómo se pierde un amor? ¿Cómo se pierde un país? Diciembre de 2001 es, para la protagonista de esta novela, el momento en que lo personal y lo político estallan en pedazos. Si un corte o un hito histórico tienen una fecha precisa, ¿cuánto tiempo hace falta para hacerles lugar en la conciencia a los sucesos que lo motivaron y a los efectos que desencadena? ‘La intemperie’ trata de la lucha por el sentido y la construcción de la memoria, y también es el registro alucinado de un país que acaba de quebrarse.
Un año después de ese quiebre, la protagonista comienza un diario. Se trata de un «falso diario» porque, hasta alcanzar ciertas certezas, habrá más pasado que presente. Llegará un día en que un «hoy» aparezca como indicio de la dimensión de la pérdida; sin embargo, el presente de la crisis es un «hoy» constante. Así, la figura insistente de la persona amada, amor que vuelve desde el pasado, se transpone con las historias de la gente que sobrevive en esa ciudad de cafés modernos y fachadas derruidas: cartoneros, un portero, una jefa de familia que lo ha perdido todo, los obreros de las fábricas recuperadas son personas a las que se interroga con la misma intensidad que al pasado.
Gabriela Massuh logra construir en esta novela un personaje inolvidable. Una mujer quijotesca que con ánimo antropológico toma café con poetas e indigentes. Una intelectual entusiasta y desesperada. Una gestora cultural que intenta ser el puente intelectual entre Argentina y Europa. Una mujer que es ella misma un puente: nacida en un mundo culto, casi rural, confía en encontrar una relación en un salón de chat y aún escandalizada se entrega a la aventura. Una mujer que a toda costa intenta sobrevivir al presente.
Esta novela es tan actual como si hubiera sido escrita hoy. Su reedición es oportuna e incluso necesaria, pues muestra un modo de responder a la realidad con el lenguaje, aun cuando el cuerpo está en estado catatónico, a la intemperie. Inés Acevedo
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