La desaparición de Stephanie Mailer. Jöel Dicker


Después de leer dos no-ve-la-zas de Jöel Dicker y de los bombos y platillos que anunciaban esta, sólo se me ocurre una palabra: decepción.

La trama tiene todo para ser una buena historia y se supone que en manos de quien nos dio antes La verdad sobre el caso Harry Quebert y El libro de los Baltimore eso era una garantía. Pero no.

Puede resultar entretenida, un descanso mental en días aciagos pero le falta, sobre todo, la profundidad y empatía que generaron los personajes anteriores. La mayoría de los de esta novela, especialmente los secundarios, resultaron ser un estereotipo "vulgar", de una obviedad abrumadora (el crítico, el ex jefe de policía, la amante chiflada). Si esto quiso ser un guiño irónico del autor, conmigo no lo logró.

Nunca, o casi, le cierro la puerta definitivamente a un autor. Así que volveré a Jöel Dicker alguna vez.

Jöel Dicker. La desaparición de Stephanie Mailer. Alfaguara, 2018
Resumen de la editorial
La noche del 30 de julio de 1994, la apacible población de Orphea, en la región de los Hamptons, asiste a la gran apertura del festival de teatro. Pero el alcalde se retrasa... Mientras tanto, un hombre recorre las calles vacías buscando a su mujer, hasta hallar su cadáver ante la casa del alcalde. Dentro, toda la familia ha sido asesinada.Jesse Rosenberg y Derek Scott, dos jóvenes y brillantes policías de Nueva York,resuelven el caso. Pero veinte años más tarde, en la ceremonia de despedida de la policía a Rosenberg, la periodista Stephanie Mailer lo afronta: asegura que Dereck y Jesse se equivocaron de asesino a pesar de que la prueba estaba delante de sus ojos, y afirma poseer información clave. Días después, desaparece.Así se inicia este colosal thriller, que avanza en el pasado y el presente a ritmo vertiginoso, sumando tramas, personajes, sorpresas y vueltas de tuerca, sacudiendo y precipitando al lector sin freno posible hacia el inesperado e inolvidable desenlace.

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Canadá. Richard Ford


Ya sabía yo que Richard Ford era un autor que se quedaría conmigo. Disfruté muchísimo con Canadá, porque tiene casi todas las cualidades de las novelas que me dejan huella: tiene ritmo, una gran mano escribiendo, una historia familiar, un personaje que conmueve por muchas razones, entre otras, la humildad.

Hay algo en la literatura estadounidense de esta generación que Ford comparte con Paul Auster que siempre termina metiéndoseme bajo la piel.















Richard Ford. Canadá. Anagrama, 2014 (2012)

Resumen de la editorial:
Dell Parsons tiene quince años cuando sucede algo que marcará para siempre su vida: sus padres roban un banco y son detenidos. Su mundo y el de su hermana gemela Berner se desmorona en ese momento. Con los padres en la cárcel, Berner decide huir de la casa familiar en Montana. A Dell, un amigo de la familia le ayudará a cruzar la frontera canadiense con la esperanza de que allí pueda reiniciar su vida en mejores condiciones.
En Canadá se hará cargo de él Arthur Remlinger, un americano enigmático cuya frialdad oculta un carácter sombrío y violento. Y en ese nuevo entorno, Dell reconducirá su vida y se enfrentará al mundo de los adultos.
Una bellísima y profunda novela sobre la pérdida de la inocencia, sobre los lazos familiares y sobre el camino que uno recorre para alcanzar la madurez.


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Kryptonita. Leonardo Oyola


Recomendada por una fan del universo del cómic, leo esta novela que me había llamado muchas veces la atención pero, a priori, no el suficiente: digamos que el del cómic no es mi mundo. Sin embargo, me lo "vendió" muy bien. Y yo compré e hice bien.

Oyola relata una noche en un hospital bonaerense al que llega Nafta Súper, un Superman caído y criado en una villa de La Matanza, herido mortalmente con el vidrio (verde) de una Heineken.

De allí se desprenden varias subhistorias: la del médico "nochero", la de los demás integrantes de la banda, las infancias y juventudes en las villas, la policía y, subyaciendo ahí, la cuestión de clase. Todo contado con un lenguaje popular, muy de acá, pero que, con un mínimo esfuerzo, podría ser entendido en cualquier lugar por quien tenga la inquietud de entender lo que se cocina un poco más allá de nuestras narices.






Leonardo Oyola. Kryptonita. 2011

Resumen de la editorial
29 de junio de 2009. Lunes por la madrugada. En la guardia del Hospital Paroissiens de Isidro Casanova ingresa herido de muerte Nafta Súper, líder de una banda criminal de la zona. Sus compañeros les exigen a los médicos que le salven la vida, mientras se atrincheran esperando la llegada de la policía. En medio de las negociaciones y antes del inminente tiroteo, el doctor que atiende a Nafta Súper descubre que no se trata de un hombre común.
Leonardo Oyola, con su narrativa enmarcada en la cultura popular, ha creado una biografía apócrifa con alma de western y comic para develar un misterio de otro mundo.


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República luminosa. Andrés Barba



A mitad de año, al terminar de leer República luminosa, me obligo a un recuento que suelo hacer cuando la sensación térmica en la ciudad es de 40º a la sombra. ¿Qué libro me impactó como este en lo que va del año?

Una cosa es que me hayan gustado, y son, por distintas razones, la mayoría de los que leí en estos seis meses. Pero impacto así, como República luminosa, creo que ninguna novela hasta junio.

El tema que aparece como central, con “luminarias”, es el de la infancia. Sí, aún para quienes nos relacionamos poco con niñxs, todo es como un cimbronazo. Pero alrededor de eso, envolviendo todo, está la descomposición del colectivo social, nuestra famosa grieta, por un lado, y por otro, pero abrazando (y abrasando) lo anterior, esas cosas de las que abjuramos, pero que en ciertas circunstancias parece que, finalmente, somos capaces de hacer, pese a nuestra vergüenza.

Leí la novela en dos días. Tiene eso que, aunque el final está dicho desde el primer momento, atrapa. Es la necesidad de comprender. Es el miedo por nosotrxs mismxs. ¿De qué sería una capaz?

Finalmente: lo de los premios suele ser relativo, pero yo, que soy compradora compulsiva, fui aprendiendo a cuáles premios tenerles desconfianza y a cuáles creerles con los ojos cerrados. De los que leí de los Premios Herralde de Novela, sólo alguno me resultó apenas flojo; el resto, no me defraudó.

Porque me gustan las listas nomás, acá mis Premios Herralde leídos hasta aquí:




















Andrés Barba. República luminosa. Anagrama, 2018 (2017)
Resumen de la editorial:¿Qué tiene que suceder para que nos veamos obligados a redefinir nuestra idea de la infancia? La aparición de treinta y dos niños violentos de procedencia desconocida trastoca por completo la vida de San Cristóbal, una pequeña ciudad tropical encajonada entre la selva y el río. Veinte años después, uno de sus protagonistas redacta esta República luminosa, una crónica tejida de hechos, pruebas y rumores sobre cómo la ciudad se vio obligada a reformular no solo su idea del orden y la violencia sino hasta la misma civilización durante aquel año y medio en que, hasta su muerte, los niños tomaron la ciudad. Tensa y angustiosa, con la nitidez del Conrad de El corazón de las tinieblas, Barba suma aquí, a su habitual audacia narrativa y su talento para las situaciones ambiguas, la dimensión de una fábula metafísica y oscura que tiene el aliento de los grandes relatos.


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Romance de la Negra Rubia. Gabriela Cabezón Cámara


Gabriela Cabezón Cámara escribe cosas como esta:

Tensa como cuerda de arco, como sapo con habano, como volcán sin salida, como castidad de preso

o

ella avanzaba ligera y fuerte, como un tanque ultraliviano, como un tigre sin hambre, como una Napoleona de vacaciones en Cancún, como Walt Disney navegando hacia un glaciar, como un misil que atraviesa la atmósfera certero pero apenas arañándola como si fuera un barquito y uno un arma de destrucción masiva.

Bueno. Así es ella. Mordaz, dura, ocurrente, muy inteligente. Esta breve novela está construida en base a imágenes que la autora vio en la crisis de 2001. Y desde allí una historia alucinante, delirante, preciosa, sobre un montón de cuestiones que tienen que ver con la política, el cuerpo, el poder, el sacrificio, las palabras y tantísimas cosas más que encierran estas pocas páginas.

¡Salute, Gabriela!







Gabriela Cabezón Cámara. Romance de la Negra Rubia. Eterna Cadencia, 2014


Resumen de la editorial:
En medio de amenazas policiales, cámaras de televisión, vuelo de inodoros, sillones y proyectiles de todo tipo, una poeta se quema a lo bonzo para resistir un desalojo. Luego se preguntará por qué no incendió a los canas en lugar de prenderse fuego a sí misma, pero para entonces, ya se habrá convertido en una santa al frente de una vanguardia y con el suficiente poder como para conseguir prácticamente cualquier cosa para su comunidad.
Desde “el día del estallido” o “el sacrificio fundante”, como empezaron a llamarlo, rodeados de organizaciones populares, punteros políticos y diversos grupos de artistas más o menos insurgentes y emergentes, los desalojados llamaron instalación a su campamento y performance a la vida que llevaron ahí. Hasta que el poder de la santidad y el oportunismo político los convirtió en propietarios, con papeles y todo, del mismo edificio del que habían sido echados, inaugurando una etapa de impensados logros.
Una novela al mejor estilo Cabezón Cámara, llena de desenfreno y desmesura, sobre el arte que se transforma en vida y la vida en arte, sobre la construcción del mito y el relato que sostiene a una comunidad en relación con el poder político y los medios.

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Historia de una desobediencia. Mabel Bellucci


Mañana es un día histórico en Argentina. Es 2018 y por primera vez llega al recinto de la Cámara de Diputados una ley que despenaliza y legaliza el aborto. Muchas de nosotras estamos viviendo el "Mundial Feminista". Estamos ansiosas, intensas, contando votos, militando en cada espacio que podemos: en la calle, poniendo el cuerpo, sobre todo, como siempre. También, en estos tiempos, en las redes. Estamos contando cada voto, sufriendo cada indeciso que se pronuncia por el aborto clandestino, puteando a los anti-derechos que amenazan o mienten descaradamente. Sufrimos, sufro, porque el "poroteo" nos da siempre abajo por unos pocos votos, pero también estamos, estoy, eufórica, contenta, esperanzada. Gritamos cada voto a favor como un gol en una final. Si la ley no sale esta vez, saldrá más pronto que tarde. La "marea verde" es indetenible: no será gratis para las diputadas y diputados votar en contra de las mujeres. Esta revolución violeta y verde no se detiene.

El libro: más allá de alguna mirada algo sesgada político-partidariamente hablando, resulta del todo imprescindible para conocer a nuestras pioneras. He descubierto mujeres que no sabía que habían existido y que pusieron el cuerpo y la cara en momentos menos propicios que estos. Hay que estar atentas y ser un poco más humildes: ni ellas, ni nosotras que tenemos más de 40, ni las pibas de 16 o 17 nacieron/nacimos feministas. Cada una hizo su propio aprendizaje. Como dijo en este debate Luciana Peker, en este tema nadie pide "coherencia" con lo que pensaba en el pasado. Acá es revolucionario aprender y revisar posiciones.

#AbortoLegalSeguroYGratuito. #QueSeaLey 💚

















Mabel Bellucci. Historia de una desobediencia. Aborto y feminismo. Capital Intelectual, 2014

Resumen de la editorial:
El libro Historia de una desobediencia. Aborto y feminismo “escapa (por suerte) a las tipificaciones disciplinarias y por ende resiste una lectura convencional”, como bien señala el prólogo de este libro. Es una rigurosa constelación de genealogías y cartografías de las luchas por el derecho al aborto en Argentina, desde los años setenta hasta la actualidad. Por lo que se torna un material de lectura obligada tanto para el activismo callejero como para las especialistas varias.
“Ningún libro da cuenta de todo”, dice Mabel Bellucci; no obstante, realiza un notable esfuerzo por plasmar a lo largo de sus páginas una pluralidad de voces y de recorridos transitados alrededor del “único lugar donde convergen todas las tendencias del feminismo”: el aborto. Historia que es desobediente hasta en los modos en que se escribe. Historia que se entrecruza con otras historias y que a la vez de ser un punto de llegada necesario, se constituye como punto de partida para repensar los modos en los que se inscriben las pugnas por el aborto legal en el presente.
Esto es algo que indaga y propone el libro: la potencia subversiva de los abortos que nos hacemos –y que por lo demás siempre nos hicimos– y la eficacia y resistencia política de hablar de y sobre ellos. Teorizar la práctica es una de sus premisas. En ese sentido, su recorrido se entreteje en un diálogo fructífero, no siempre exento de tensiones, una lectura en la que la intervención política y la producción intelectual se encuentran íntima y necesariamente vinculadas. En ese entramado se evidencian los cruces entre diferentes grupos de afinidades. Se torna así un proyecto colectivo que es producto de esa urdimbre de cercanías político-afectivas.
Si hubo un tiempo para el susurro fecundo, hoy es tiempo a viva voz. Historia de una desobediencia. Aborto y feminismo es una de las bocas abiertas en ese grito compartido en un devenir minoritario de transmisión de legados.



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