Sacrificios humanos. María Fernanda Ampuero


Como Mariana Enriquez nos enseñó, en lo cotidiano está el terror. Hay que ser una inconsciente para que lo que nos rodea no nos dé miedo, para que salgamos a la calle alegremente.

En estos doce cuentos, que la ecuatoriana María Fernanda Ampuero dice haber escrito, como todo, con rabia, cabreada, nos encontramos con situaciones que parecerían ficción a alguien no muy avispado (o que prefiere no mirar y pasar por tonto) y sin embargo forman parte del día a día de niñas, adolescentes, mujeres jóvenes, adultas, ancianas. Y es esa violencia naturalizada la que Ampuero transforma en el terror que realmente provoca.

"Nosotras somos hijas de mujeres que todavía tenían los mandatos, la culpa y el deber ser mujer (...). Ojalá seamos la última generación de mujeres cabreadas, porque además no es mi naturaleza ser así, furibunda", le dijo María Fernanda a Telam. La ecuatoriana, migrante, preferiría haber escrito sobre perritos, "una historia entrañable, luminosa", pero este es el mundo que mira y que nos transmite, y que nos hace temblar de miedo y llorar de rabia.

Larga vida, María Fernanda.
















María Fernanda Ampuero. Sacrificios humanos. Páginas de espuma, 2021

Sinopsis de la editorial

Todos podemos ser el demonio del otro. Todos podemos ser el sacrificio humano de ese otro. María Fernanda Ampuero, una de las voces imprescindibles de la literatura latinoamericana actual, nos empuja magistralmente a un universo húmedo, podrido y hostil donde la violencia marca la narrativa de nuestras vidas. En ese mundo se yergue una bestia de muchas cabezas que aterroriza y muerde a los débiles, a los marginales, a los sacrificables en aras del silencio, de la desigualdad, del odio, del abuso, de la muerte.
Así, cada historia es un grito que contempla a las víctimas de estos sacrificios humanos que permanecen cada día en los altares de aquellos que los celebran, los ocultan o miran hacia otro lado.
De María Fernanda Ampuero se ha escrito: «Relatos siempre adheridos a esa membrana gelatinosa que llamamos realidad […] puntualmente poéticos, con fuerza simbólica, tensos, a veces incluso nerviosos», Jorge Carrión, The New York Times [en español]; «Una respuesta ética en ese lector que no se tapa los ojos ante las violencias de capitalismo y patriarcado en sociedades cada día más vulnerables a la pobreza y el miedo», Marta Sanz, Babelia, El País; «Sus personajes son mujeres rotas y violentadas, y hombres desesperados y hundidos. Monstruos sensibles que se friccionan, viven y matan impulsados por el poder incontestable de saberse, a la vez, víctimas y verdugos», Antonio Ortuño, Tales.

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