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Luz de febrero. Elizabeth Strout
Qué mujer Elizabeth Strout, qué mujer Olive Kitteridge.
Será que me pongo vieja pero hay una generación de escritoras que voy descubriendo en los últimos años y que me impactan, me emocionan, me dan muchas ganas de abrazarlas. Pienso además de en Elizabeth, en Rachel Cusk, Delphine De Vigan...
Este es un libro sobre la soledad. Y sobre las cosas que la producen: la vida misma, los años que pasan, la vejez, el cuerpo que deja de responder, los recuerdos, las pérdidas, los arrepentimientos, los balances, LA MUERTE. La gente que vive en un pequeño pueblo (con los privilegios, las oportunidades, bla bla bla), historias alrededor de las familias, personas todas que en algún momento se cruzan con Olive; matrimonios, viudez, hijos e hijas, la jubilación, el lugar al que algunas/os pueden acceder cuando nadie las/os puede cuidar...
Y algo que me conmueve siempre descubrir en las protagonistas: cuando se deciden a escribir, sea un diario, un papelito con recuerdos, ese darse cuenta del poder de la escritura y del poder de dominar el relato de sus propias vidas.
Novela muy sobrecogedora.
*Si no leíste Olive Kitteridge podés leer este libro sin problemas. Y si querés, para ponerte a tono, podés ver la miniserie del mismo nombre en HBO Max.
Sinopsis de la editorial:
En Crosby, un pequeño pueblo en la costa de Maine, no suceden muchas cosas. Y sin embargo, las historias sobre la vida de las personas que viven allí contienen un mundo entero. Está Olive Kitteridge, una maestra jubilada, irascible, indecorosa, de honestidad inquebrantable. Tiene setenta años y aunque es más dura que una roca, sintoniza con los matices del alma humana. Está Jack Kennison, antiguo profesor de Harvard, que busca desesperadamente la cercanía de esa extraña mujer, Olive, siempre tan Olive. Su relación tiene la fuerza de quienes se aferran a la vida. Una novela conmovedora que habla del amor y la pérdida, de la madurez y la soledad, y de esos inesperados instantes de felicidad.
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