Los amores de Laurita. Ana María Shua


Desde que estoy obligada a comprar menos libros, voy saldando viejas deudas con libros que encuentro en alguna de las dos bibliotecas a las que me asocié. Esta novela, de 1984, es una de ellas.

Es una radiografía de la vida de una mujer joven de una clase acomodada en los años 60, sus parejas, su constante necesidad de afirmarse diferenciándose de su madre, su también reiterada búsqueda de parecerse a ella. Es muy divertida en algunos tramos, con un discurso potente en otros y con la mirada siempre irónica sobre los varones y también sobre los roles que parece que deberíamos desear cumplir: niña buena, novia, esposa, madre, siempre atravesado por el tamiz de clase.





Ana María Shua. Los amores de Laurita. Sudamericana, 1984
Resumen de la editorial
Aquí no hay orgías, ni drogas, ni siquiera incestos. Laurita transita apenas, con humor, los más modestos y vulgares orgasmos de la clase media. Y sin embargo, la transgresión que apunta a lo largo del texto estalla ferozmente en los últimos capítulos, destruyendo el aislamiento de un lugar sagrado: el de la Madre. Recortada sobre el fondo de la breve euforia cultural de los años sesenta, Laurita es cualquiera: una muestra. Pero, ¿qué puede mostrar el sexo de una adolescente cuando todo se ha destapado y parece que no queda ya nada más para mostrar? Muestra La Novela. El País de las Maravillas que antes podía componerse con joyas, vestidos y palabras, se construye hoy de olores, de piel, de carne y cuerpos entreabiertos, pero su tema es el mismo: la búsqueda del placer. El placer, su logro. Y su fracaso. Porque los actos a los que Laurita entrega su cuerpo se ejercen, finalmente, sobre un cuerpo más vasto, tanto más perverso: el de la literatura

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