Sin padre, sin marido y sin Estado. Melina Vázquez & Carolina Spataro
¿Puede una mina de derecha ser feminista? Muchas nos lo preguntamos y, casi en automático, respondemos que no. Pero Melina Vázquez y Carolina Spataro deciden correrse del prejuicio para entender qué hay detrás de esa identificación. Durante un año conversaron con distintas generaciones de mujeres que se asumen de derecha (desde las “señoras” hasta las “pibas”), votaron a Javier Mil3i y aun así sostienen sus agendas dentro de la tradición del llamado “feminismo liberal”.El trabajo de Vázquez y Spataro (que difícilmente sea retribuido desde la orilla opuesta hacia las “zurdas”) muestra no solo diferencias generacionales, sino también de estrategia: en la relación con los partidos, en la intervención pública y en el modo de comunicar. Sin embargo, todas las vertientes de este feminismo comparten un eje central: lo económico. Ese es el punto que explica por qué acompañan al presidente, pese a las múltiples incomodidades que les generan los Laj3 de la vida o la forma en que las mujeres aparecen en las listas de LLA.
Un libro necesario para leer sin prejuicios, incluso (o sobre todo) cuando cuesta.
Melina Vázquez & Carolina Spataro. Sin padre, sin marido y sin Estado. Feministas de las nuevas derechas. Siglo XXI, 2025
Sinopsis de la editorial:
Tendemos a pensar las nuevas derechas sobre el molde de las viejas, como espacios asociados con agendas conservadoras, poco permeables a las luchas feministas o de las minorías, y que interpelan mayormente a varones jóvenes. Pero en las nuevas derechas no solo hay mujeres, sino también militantes feministas que reivindican su pertenencia y sus banderas con convicción. Este libro se sumerge de lleno en ese universo, hasta ahora invisible o subestimado.
Melina Vázquez y Carolina Spataro se encontraron con estas mujeres en un acto por el 8M y a partir de entonces siguieron sus historias de vida, el momento en que ingresaron a la política, los grupos de discusión que construyeron en partidos, fundaciones y centros de formación porque tienen muy claro que en el liberalismo faltan minas. Así, se despliega una heterogeneidad de perfiles y generaciones: las señoras de 60 que vienen de la élite, las mujeres de 30-35 marcadas por el Ni Una Menos, el Me Too y las luchas por el aborto legal, las pibas de 20 las más picantes interpeladas por la sensibilidad libertaria y crítica del Estado que emergió con fuerza en la pandemia.
Buscando entenderlas, las autoras leyeron los libros que estas mujeres leen para nutrir su propio activismo contra lo que llaman el feminismo de las zurdas, pero también contra los referentes más reaccionarios de sus espacios, como Agustín Laje. Las escucharon promover el empoderamiento y la autonomía femenina mediante cursos de defensa personal y educación financiera, y llamar a disputar lugares en el mercado y la política en función del mérito. Las vieron incómodas frente a una deriva conservadora que no las representa.
Al intentar comprender ese activismo en sus propios términos en vez de aplicarle el feministómetro, Sin padre, sin marido y sin Estado nos revela la zona menos conocida y analizada de las nuevas derechas.
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