Agujas doradas. Michael McDowell
Gema, joya, maravilla, tesoro, milagro, portento, prodigio. Todos sinónimos de Agujas doradas.
Nueva York, 1882, es el escenario del enfrentamiento de dos familias y una venganza matriarcal. No hay terror pero sí lo hay, porque algunas escenas de violencia te producen la misma sensación: esa repulsión que te lleva a necesitar seguir leyendo, a dejar de leer, a volver a las páginas.
El tema es tan viejo como el hambre que padecen muchos habitantes del Triángulo Negro, el sector más violento y sórdido de la ciudad: la lucha de clases. Los desposeídos y sus infinitas formas de sobrevivir; los ricachones que construyen su fortuna sobre la explotación y el dolor de los otros y además, administran la justicia. Tienen la sartén por el mango y el mango también. Muy actual.
5/5🎗
Michael McDowell. Agujas doradas. La bestia equilátera, 2021 (1980)
Sinopsis de la editorial:
Bienvenidos al Triángulo Negro de la ciudad de Nueva York, el decadente reino de los fumaderos de opio, la lucha libre femenina, los garitos ruinosos, los coloridos burdeles, los abortos clandestinos, el crimen y la miseria. La emperatriz de este desapacible lugar es la temible Black Lena Shanks, quien, junto a su familia, lidera un clan de delincuentes, una pandilla de mujeres expertas en el arte de la crueldad.
A unos pocos metros de distancia, en el elegante vecindario de Gramercy Park y Washington Square, el despiadado juez James Stallworth inicia una cruzada para aplastar el imperio de Black Lena, condenando a muerte a varios de los Shanks. ¿Podrá la riqueza y el poder de los Stallworth imponerse a la diabólica revancha que planea Black Lena?
Consagrado por su novela de culto, Los Elementales, y sus guiones para Tim Burton, Beetlejuice y El extraño mundo de Jack, Michael McDowell deslumbra con otra magistral exhibición de talento. Agujas doradas, genuina joya de estilo, cuenta, en esencia, el horror de una venganza matriarcal. Sin apelar en esta ocasión a ningún elemento sobrenatural, el autor logra sin embargo estremecer al lector narrando pacientemente el enfrentamiento entre dos familias de clases sociales opuestas. La extraordinaria quimera de los personajes, el milagroso sentido de la ironía, el ojo prodigioso para capturar los detalles reveladores, los diálogos exquisitos y la siempre impredecible y asombrosa imaginación componen esta verdadera hazaña literaria que nos deja absolutamente maravillados.
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