Sangre kosher. María Inés Krimer


Primer libro pero segundo que leo de la saga de la detective Ruth Epelbaum, esta particular investigadora "idishe", protagonista de tres novelas de María Inés Krimer

Me gusta mucho Ruth: una divorciada de unos 50 años, rata de archivos, trasplantada de Entre Ríos a Villa Devoto, detective privada casi por casualidad, que toma colectivos, que tiene algún que otro amante, una Watson y una amiga travesti. 

En esta novela busca a la hija de un importante miembro de la comunidad judía del barrio pero como en el presente está el pasado Ruth nos pone al tanto también de su obsesión: las huellas de la Swi Migdal. 

Ruth y sus amigues son entrañables, la escritura de Krimer profunda y entretenida. 







María Inés Krimer. Sangre kosher. Aquilina, 2010

Sinopsis de la editorial:

Creo, con regocijo y sin exagerar, que asistimos con esta novela al nacimiento de un personaje. Y no es poco. Sobre todo porque al tratarse Sangre kosher de una ficción encuadrada dentro del género policial o negro, podríamos anunciar, con cierta dosis de previsible entusiasmo, la aparición de un o una detective original. Y es cierto, pero no suficiente para definir lo que pasa.

Porque Ruth Epelbaum es mucho más que eso. Es un personaje pleno, es decir, sentimos que tiene una vida propia. Es una mina judía argentina de cierta edad que termina -se va haciendo- detective. Cuando va a la peluquería o toma té en la cocina con Gladys, la empleada; cuando su incalificable prima Lea la conecta con Chiquito Gold y le encargan localizar a la esquiva Débora; cuando encuentra un cadáver en el Tigre o conoce a un tipo en el micro a Paraná; cuando el pasado familiar, la Swi Migdal y algo que acaso le venga con el nombre de la bíblica moabita, sola y solidaria, la hace mezclarse con una historia tenebrosa. Nunca deja de ser una mina, nunca deja de estar en la Argentina de hoy, de vivir en Villa Crespo, de hacer bizcochuelos o transpirar tras el pelado juez Fontana en el gimnasio; es judía todo el tiempo y tiene los años, el cuerpo, las ganas, las amigas y los puntos que tuvo o se le cruzan a cada rato o no tanto: Ruth existe. Y existe el mundo en el que se mueve. Mérito absoluto de María Inés Krimer

Juan Sasturain


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