Ojos que no ven. Vicente Battista


Siempre me gusta Vicente Battista. Tiene la virtud de escribir simple pero con mucha profundidad y un modo muy acertado de describir el espíritu de época a partir de hechos cotidianos y sencillos.

En esta novela se mete con la década del 90 y el periodismo. Una muerte dudosa en medio del menemato, la cultura del individualismo y la farándula, la mano de obra desocupada, el amarillismo de los medios de comunicación, la verdad que no encuentra espacios.

Con un interesante registro de la ironía, Ojos que no ven es un muy buen policial donde como suele pasar en el género en Argentina, la policía y la justicia no investigan.



Vicente Battista. Ojos que no ven. El Ateneo, 2012

Resumen de la editorial:
Juan Ignacio Aráoz ha caído del techo de un club aristocrático que esconde muchos secretos. Caratulada como un simple accidente, la muerte del adolescente parece destinada a quedar en el olvido hasta que Raúl Benavides recibe el encargo de realizar una serie de notas sobre el episodio. La investigación revela una trama perversa en la que se mezclan el poder político, la pederastia y las peores prácticas del periodismo amarillista. Ojos que no ven recupera al protagonista de Cuaderno del ausente y lo rastrea en sus comienzos profesionales durante el final de la segunda presidencia de Carlos Menem. Con esa mezcla de ingredientes, Battista propone una novela fascinante en la cual, siempre en el tono irónico que es la marca de su autor, se puede leer mucho más que un relato policial con un final sorprendente por la rara y atractiva forma en que está escrito. A un ritmo que nunca decae, Battista construye una de esas historias de las que no es posible despegarse y que, una vez cerrado el libro, abren espacio a la reflexión. 

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