2017: Mi selección de lecturas
Este año fue horrible, y pinta peor el próximo. En todos los
ámbitos, pero sintetizo: fue políticamente espantoso, por lo tanto lo fue
también en lo personal. El cliché dice que “la literatura salva”, y si yo no
hubiese tenido un libro a mano a cada momento, si yo no hubiese podido meterme
entre sus páginas cada vez que lo necesitara, si yo no hubiese podido, al
menos, pensar en el libro al que quería ir, otro sería este final de año. Más
horrible.
Otro cliché: hacer listas. Me sirve para mirar un poco
atrás, aunque me resulta injusto: si hago un top ten, dejo afuera mucho, porque
este año leí un promedio de un libro cada tres días, y muchos de ellos eran
monumentales en cantidad de páginas.
Pero es injusto igual, porque ni de lejos son los únicos libros que me impactaron/gustaron. Mis lecturas fueron muy eclécticas una vez más este año, aunque si alguien (¿?) me preguntara por los mejores libros leídos este año tendría que decir que estos.
- Paul Auster, porque estas 1000 páginas me hicieron volar la imaginación como hace mucho un libro no lo hacía.
- El salto de papá, de Martín Sivak, por empatía generacional y simplemente porque es un gran libro.
- Berta Isla, de Javier Marías, aunque me dé mucha bronca que me gusten tanto sus libros cuando sus opiniones me resultan cada vez más revulsivas. Tentada estoy de no leerte más, Marías, pero qué haría yo sin tus historias. Te odio.
- A Piglia, al leerlo describiendo su proceso personal-político en la dictadura, cuando por acá buscábamos a Santiago Maldonado, lo extrañé. Mucho.
- El cuento de la criada, me resultó aterrador, porque creo que esta distopía puede hacerse realidad.
- A Natalia Ginzburg no tengo que presentarla. Porque soy con los que fueron antes de mí.
- Rodrigo Fresán me fascina. Tiene toda la dosis de delirio que me hace falta.
- Marta Sanz me dio vuelta como a una media. Yo, con pocos recuerdos de mi infancia y adolescencia, pude recordar.
- María Moreno es una ídola.
- Sergio Olguín fue un tipo que leí hace muchos años con cierta prevención. Pero después devoré a Verónica Rosenthal y “me conquistó”. Y 1982 es brutal.
- Un grupo de novelas que me impactaron y que, cómo no, están escritas por mujeres.
- Identidad (la mía). Son más que estos tres, pero los elijo porque son los libros que quisiera escribir:
-Mempo me revolvió mucho también. Y además lo quiero.
-Si bien las anteriores son historias-modelos de lo que me
gustaría escribir, es en este
libro de Cercas
donde, al mismo tiempo, me siento más cómoda e incómoda. Cómoda porque la
no-ficción, el periodismo, son aguas donde me muevo mucho mejor; incómoda
porque no pude evitar preguntarme: ¿qué pensaban, qué hacían mis abuelos y
bisabuelos en Italia? ¿Por quiénes luchaban?
- Otro set de libros, ensayos en este caso, muy distintos incluso ideológicamente, pero que recomiendo para todxs aquellxs que quieran iniciar, continuar o reforzar un aprendizaje alrededor del feminismo.
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