Puta feminista. Georgina Orellano


En primera persona Georgina Orellano cuenta en este libro su vida de puta y la de sus compañeras. Frente a los debates que se dan dentro de los feminismos, pero no solamente, alrededor de la prostitución, hacía falta una voz como la de Georgina. Porque como ella no se cansa de escribir y decir, no es posible seguir discutiendo sobre el tema dejando afuera la voz de las putas. 

La palabra de Georgina es bien clara: las putas se sienten trabajadoras, explotadas como en cualquier otro trabajo, excepto por la parte del cuerpo con la que trabajan. No se elige este trabajo, afirma Georgina, sino que se opta entre un limitado número de opciones, básicamente porque se trata de pobres y de mujeres. Ante la objeción de ser funcionales al patriarcado, responden: al menos al patriarcado le cobramos. 

Puta feminista no agota el tema. No se mete el libro con las redes de trata, por ejemplo, porque tampoco es la experiencia que transitó Georgina ni de las mujeres que representa desde el sindicato del que es secretaria general (AMMAR).

Es muy interesante y doloroso el relato sobre la participación de las putas en los Encuentros de Mujeres, el sentirse juzgadas y apartadas y transitar luego hacia un empoderamiento dentro de los feminismos: “El feminismo nos aportó a las putas una conciencia de género y las putas le aportamos al feminismo una conciencia de clase”, dice Georgina. 

Ella es una gran narradora, escribe desde las tripas y es imposible que te deje indiferente. Todo es debatible, pero lo que no se puede discutir es que cualquier conversación sobre el tema ya no las debe tener como objeto de estudio sino como sujeto político: la discusión es con ellas.











Georgina Orellano. Puta feminista. Historias de una trabajadora sexual. Sudamericana, 2022

Sinopsis de la editorial:
Un día la mujer cuyos hijos cuidaba le contó la verdad: Soy puta. Poco después le preguntó si quería atender a uno de sus clientes. Georgina Orellano calculó: con sus ingresos como niñera jamás podría superar la pobreza. Así que aceptó. En un rato ganó más que el salario mensual de su madre, empleada doméstica.
En Puta feminista describe con brutal honestidad los códigos de la calle, los vínculos con los hombres y la violencia derivada de la clandestinidad. Pero, a la vez, detalla cómo la solidaridad y la ternura ayudan a superarla.
Crónica sentimental, lo es también del despertar de la consciencia política, cuando reclama jubilación y obra social; cuando recupera la historia de la organización de lxs trabajadorxs sexuales que lidera; cuando enfrenta a la policía y discute con el patriarcado y cuando desafía a un sector poderoso del feminismo que propugna la abolición de la prostitución.
La voz de este libro es potente, rebelde, frontal. Es colectiva y singular. Una voz que pide que presten atención a la verdad que trae con ella.


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