Años hace que quería leer este libro, porque me encanta Cercas, sobre todo en su faceta de no ficción. Siempre encuentro en él una mezcla de equidistancia y compromiso con sus ideas (que no siempre son las mías). Había leído bastante literatura sobre la Guerra Civil española, pero casi nada sobre los últimos momentos del franquismo y mucho menos sobre la transición democrática. Así que el golpe de Estado del 23 de febrero de 1981 era, para mí, una incógnita.
De esta obra me interesaron especialmente las reflexiones generacionales, las discusiones sobre la memoria y el entramado familiar. Además, me sirvió para entender un poco mejor las discusiones que alguna vez tuve (en mi cabeza) con Cercas, respecto de las políticas de Memoria, Verdad y Justicia que tuvimos por acá y su ausencia por allá.
No sé si fue por haberlo leído a destiempo, pero Anatomía de un instante me resultó más denso de lo que esperaba, pese a ser una de las obras cumbre de Cercas. Aun así, ahí está todo lo que me gusta de él: la minuciosidad, la paciencia y una prosa sin fisuras.
3,75/5🎗
Javier Cercas. Anatomía de un instante. Mondadori, 2009
Sinopsis de la editorial:
Este libro es un ensayo en forma de crónica o una crónica en forma de ensayo. Este libro no es una ficción. Este libro es la anatomía de un instante: el instante en que Adolfo Suárez permaneció sentado en la tarde del 23 de febrero de 1981 mientras las balas de los golpistas zumbaban a su alrededor en el hemiciclo del Congreso de los Diputados y todos los demás parlamentarios -todos menos dos: el general Gutiérrez Mellado y Santiago Carrillo- buscaban refugio bajo sus escaños. Este libro es la crónica de ese gesto y la crónica de un golpe de estado y la crónica de unos años decisivos en la historia de España. Este libro es un libro imprescindible. Un libro único.
Todo lo que leí de Martín Sivak me despertó cierta envidia: por su manera de escribir, por los recursos que supo reunir para investigar a Clarín, por su sensibilidad, por su modo de leer la época que compartimos. Y ahora también porque llora, y mucho, y lo hace con una honestidad que desarma.
En El salto de papá encontré, más allá del duelo por la pérdida de su padre, un retrato de los años 80 visto desde alguien de mi generación, aunque de otra condición social, pero en un mismo país que todavía intentaba recomponerse tras la dictadura. En La llorería vuelve a aparecer el duelo, esta vez por la madre y por un amor, pero también se suma el hilo persistente de una amistad que atraviesa décadas y geografías.
Sivak escribe con belleza y sin resguardos, se expone en este libro como pocos varones lo hacen. Lo leí en apenas dos días y eso, además de envidia, me da un poco de bronca.
4/5🎗
Martín Sivak. La llorería. Alfaguara, 2025
Sinopsis de la editorial:
Sin previo aviso, sin la sombra de una señal, un hombre es abandonado. Al otro lado de su puerta sale el sol, la gente festeja la Navidad y su hijo aprende a nadar, pero para él solo hay confusión y desgarro, insomnio y llanto. El impulso vital le recuerda que ya ha sobrevivido al desamor, y el hombre comienza a indagar en esa memoria como un objeto gracias al cual flotar tras el naufragio. Esos recuerdos vienen con su contexto extraordinario: un viaje de un año por América Latina, desde Argentina hasta la frontera sur de los Estados Unidos, con un documentalista inglés que parece no tenerle miedo a nada, en busca de conflicto social y diversión.
Y en medio de esa aventura, porque la vida no se priva, la enfermedad y la muerte de la madre. Cada duelo reabre los pasados y en ese proceso el dolor encuentra su modo único de cifrarse. En La llorería hay lágrimas e ilusión romántica, pero también otras formas de la emoción y el amor, como la amistad y la familia. Martín Sivak las cuenta con la intensidad y la belleza que se le conocieron en El salto de papá