La acabadora. Michela Murgia


Qué hermosa, sutil, simple y a la vez profunda es esta breve novela.

Una para mí desconocida autora desarrolla su trama a través de dos figuras: "la acabadora" y la "fillus de anima", Bonaria y Maria.

Pese a que está ambientada en los años 50, hay detrás de "la acabadora" un debate actual que, sin embargo, en la trama discurre con bastante naturalidad, al formar parte de una tradición que la autora nos va describiendo con unas imágenes exquisitas.

Claro que están las excepciones, la aparición del prejuicio, de los mandatos, de la imposibilidad, frente a ciertos temas, de ponernos en un lugar fuera de nosotres, de pensar en los deseos ajenos, en las posibilidades de les otres, en las ganas de vivir esta vida a la que llegamos ayudados pero donde no se nos permite dejarla con asistencia y al amparo de la compasión.

Qué hermosa. Qué hermosa.







Michela Murgia. La acabadora. Salamandra, 2011 (2009)

Resumen de la editorial:
Siguiendo una costumbre sarda cuyos orígenes se pierden en el tiempo, una anciana y una niña se unen a través del sagrado vínculo de la «adopción del alma». Estamos en Soreni, un pequeño pueblo de Cerdeña, en los años cincuenta. Bonaria Urrai, la modista del lugar, mujer de antigua belleza y perenne soledad, ha adoptado a Maria, cuarta hija de una familia humilde que la descuida. Así pues, la vida de la niña, ahora fill’e anima—«hija de alma»— de la tía Bonaria, se transforma por completo, y a su fina percepción no escapa el aura de misterio que envuelve a su nueva madre: los largos silencios, las extrañas salidas nocturnas y la sombra de temor que enciende los ojos de quienes se cruzan en su camino. Y aunque Maria crece feliz y amada junto a Bonaria, en realidad ignora una verdad que todos conocen: además de coser vestidos, su madre de alma es la mujer que reconforta a quienes se acercan al final del camino.
Galardonada con el Premio Campiello, el de mayor prestigio de Italia, La acabadora aborda el eterno tema del fin de nuestra existencia desde una perspectiva única: la de una comunidad que, desde tiempos ancestrales, ha sabido enfrentar ese último paso de forma colectiva y desprovista de tabúes y falsos pudores, recreando un universo atávico que, de alguna manera, se mantiene presente hasta nuestros días.

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