2015: Diario de lectora


Cumplido el primer año de este blog, un punteo de algunas de las lecturas de este año.

Dejo unos cuantos afuera. Publiqué 168 post hasta hoy en 2015. Apenas 3 o 4 no son de libros leídos, así que digamos que un libro cada dos días y medio o tres, para redondear. Y no es que tenga demasiado tiempo libre: es que yo jamás, pero jamás, salgo de mi casa sin un libro en la cartera.

Leo en cada lugar en el que tengo dos minutos para esperar: la cola del banco (ay, muchas horas), el colectivo, la sala de espera de alguno de los médicos que visito cada tanto (¿por qué siempre hay que esperarlos tanto?), caminando alguna que otra vez. Este año viajé mucho, principalmente en colectivo, así que: Córdoba, 5 horas de lectura; Buenos Aires (muchas veces este año), 6 horas de lectura, y en avión, aunque el viaje es breve, las esperas en los aeropuertos suman otra horita más; viajé a Clorinda también este año, muchas, muchas horas; a San Nicolás, Bigote querido; a Corrientes; a Entre Ríos… Tuve muy pocos pero algunos ratos sin ocupación en la oficina, y ya que tenía un libro en la cartera, o la tablet… La sala de profesores en la escuela antes de entrar al aula, especialmente para meterme en una burbuja y no tener que participar en ciertas conversaciones… En horarios permitidos por mi dermatóloga tomé sol y también leí ahí…

En fin. He aquí mi punteo:

Un (dos) autor(es)


Rodrigo Fresán, sin duda, como el año pasado fue Alan Pauls. Una particularidad: entre los libros leídos antes y durante la existencia de Páginas Colaterales creo haber leído ya todos los libros de estos autores y, naturalmente, espero con ansias más.  Y otro autor más, del que todavía tengo alguno pendiente en mi biblioteca y prometió seguir publicando: Ricardo Piglia.

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Un tema


Las historias familiares, especialmente argentinas. Hacía tiempo que andaba necesitando este tipo de lecturas. Me impactó especialmente El mar que nos trajo, pero también en esta categoría las historias de Mempo Giardinelli, Ladrilleros, y qué decir de Aparecida… Historias familiares fuera de Argentina: Zapatos Italianos, Los besos en el pan, todas las de Alejandro Zambra.

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Relecturas


Es fácil porque fueron pocas y están todas acá.

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Evasión


Hay libros a los que no les pido mucho, sólo distracción, evasión, diversión, un buen rato. Y eso exactamente me dieron Sergio Olguín, Sascha Arango, Arturo Pérez-Reverte y varios más de los que están bajo la etiqueta Libros/Literatura/Escritor@s.

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Me dejaron conmovida


Además de los nombrados en Historias familiares, El bigote, Horacio González, todas las leídas este año de Henning Mankell (y las anteriores también), Una suerte pequeña, Los pichiciegos, Dejar las cosas en sus días.

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Lecturas sin respiro


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Amigos de siempre que me volvieron a acompañar este año


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Nuevos amigos


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Me hicieron reír


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Me dieron envidia


El libro que yo quisiera escribir sobre medios santafesinos, especialmente El Litoral, el de Martín Sivak. También este de Daniel Sorín, por la escritura fluida y novedosa para un tema tan espeso. Dos libros de no-ficción que leí con avidez y también, por qué no, con envidia: El adversario y El impostor.

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Se merecen otra oportunidad


Tenía muy buenas referencias, pero no me terminaron de cerrar, aunque les daré más oportunidades. En literatura yo no le niego segundas oportunidades a casi nadie: Sergio Chefjec, Álvaro Pombo

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Cuentos. Ítalo Calvino


Lectura refrescante, muy. Hermosos cuatro cuentos que forman parte de Los amores difíciles, que alguna vez tendré que leer completos.

Por supuesto, La aventura de un lector me hizo pensar en esas cosas que postergo por quedarme con un libro... Y que hago bien... :)

Me dejan estos cuentos también que una aventura siempre está al alcance de la mano.

La aventura de una bañista


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La aventura de una mujer casada

 



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La aventura de un lector










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Ítalo Calvino. La aventura de una bañista. La aventura de un soldado. La aventura de una mujer casada. La aventura de un lector. Tres puntos, 1999

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Abril rojo. Santiago Roncagliolo


Da miedo el mundo, a veces. Y los hombres.

Esta novela tiene unos primeros capítulos muy divertidos, pero luego la diversión se transforma en una profunda mirada a la ética revolucionaria y contrarrevolucionaria, por decirlo de algún modo, quizás exagerado, porque bien visto, las miradas son más bien a los individuos que forman parte de uno y otro bando, o están en el medio.

El mundo da miedo, a veces. Y los hombres.


















Santiago Roncagliolo. Abril rojo.

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La casa de los conejos. Laura Alcoba


En el apuro, subo un sólo párrafo, el último, de este bello libro, leído hace un tiempo. Y Clara Anahí apareció, está con su abuela Chicha ya.

Como leí por ahí en el tsunami de emociones de hoy, Papá Noel existe, son las Abuelas.


Laura Alcoba. La casa de los conejos. Edhasa, 2012

PS 27/12: Más allá de todos los análisis que hago, que hacemos, que seguiremos haciendo (los genetistas "privados" y demás), queda este dolor: ¿Dónde está Clara Anahí?

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Muchacha punk. Fogwill


Este debe ser uno de los cuentos más famosos de la literatura argentina, junto a Casa Tomada de Cortázar, unos cuantos de Borges y otros tantos de Horacio Quiroga. Digo famosos, nada más.

Este no defrauda. Muy divertido.

Dicho sea de paso, mi gato Perón está muy entrometido en mis lecturas últimamente. Me quiere y sabe que lo necesito...




Fogwill. Muchacha punk. H Kliczkwski, 2006



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La lucha continúa. Juan Sasturain


La lucha continúa es un excelente título para estos tiempos, porque esta novela, ambientada a mediados de los años 90, se inicia con un picadito de fútbol en la residencia de Olivos, con el presidente, tan parecido al actual.

El detective de Sasturain, Etchenique (o Etchenaik) es tan perdedor y tan argento, que da mucha ternura. Pero lo de Catcher... un delirio muy entretenido...






Juan Sasturain. La lucha continúa. Debolsillo, 2010

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