Los sinsabores del verdadero policía. Roberto Bolaño


Este fin de semana me decidí por una relectura. Y entre las muchas cosas que pensé mientras lo hacía, la que se impuso es: si un día no puedo comprar más libros, si me dicen que elija unos pocos libros porque los demás desaparecerán, yo elijo que me dejen con mis Bolaño, con mis Saer y con mis Fresán. Yo quiero releer a algunos cuantos más, pero con eso tengo para arrancar.








Roberto Bolaño. Los sinsabores del verdadero policía. Anagrama, 2011



0 comentarios:

La estrategia del agua. Lorenzo Silva


Le falta a Vila para meterse entre mis detectives favoritos pero se acerca cada vez más. Ya lo había dicho acá, sé que Padura está preparando algo más de Conde, no sé en qué andan Camilleri y Márkaris, que están viejitos además y los otros ya se murieron...

Esta novela, necesaria para desintoxicarme de dos lecturas muy densas esta semana, es un interesante policial donde ya se tiene claro al asesino desde las primeras páginas. El proceso es lo que cuenta, y la humanidad, sobre todo.

Complicado, pero no por eso una va a esconder la cabeza bajo la alfombra, el tema de las denuncias falsas de violencia de género que le arruinan la vida a más de un buen varón. Pero lo dicho en la novela y en la vida nomás: habrá que encontrar modos de encaminar esos (escasos) casos y no dejar que esos (escasos) casos debiliten la necesidad de poner freno judicialmente a la violencia contra las mujeres. Que matan. #NiUnaMenos.

Resulta incómodo que Silva haya elegido ese tema y más que yo haya elegido esta novela para "desintoxicar", aunque hay sobradas pruebas en el libro de que sólo un canalla podría leer en él una desautorización a esos procesos. En fin.

¡Y viva Chamorro!







Lorenzo Silva. La estrategia del agua.

0 comentarios:

La guerra no tiene rostro de mujer. Svetlana Alexiévich


Hace tiempo que no leía un libro con un contenido tan crudo. Celebro que este periodismo tan sensible haya sido merecedor del último Premio Nobel de Literatura. Una obra donde la labor de la periodista es escuchar unas voces que durante décadas habían sido silenciadas.

Los párrafos subrayados que dejo acá son únicamente los que aporta Svetlana Alexiévich sobre el larguísimo proceso de investigación. Sólo eso ya vale la pena.

No puedo decir que haya algún testimonio, alguna vivencia que me haya conmovido más. Aquellas mujeres, heroínas, puestas a ser lavanderas, cocineras, francotiradoras, guerrilleras, soldadas que además fueron despreciadas al volver a sus ciudades y aldeas, se merecían este libro.

Un último apunte al pasar: al iniciar el libro, la autora extracta una conversación con un historiador. Al finalizar, este señala:

...llegó a surgir cierto problema lingüístico: hasta entonces para las palabras "conductor de carro de combate", "infante" o "tirador" no existía el género femenino, puesto que nunca antes las mujeres se habían encargado de estas tareas. El femenino de estas palabras nació allí mismo, en la guerra...

En este libro están feminizadas algunas ocupaciones (lavandera, tiradora, enfermera) pero otras siguen masculinas: Efrosinia era capitán y médico, no capitana y médica; María era médico y guerrillera, no médica y guerrillera. Sucede especialmente con los grados militares. Supongo que es una cuestión de época no salvable en esta escritura, pero para re-pensar acerca de cómo nos constituye el lenguaje, ¿no?









Svetlana Alexiévich. La guerra no tiene rostro de mujer. Debate, 2015

0 comentarios:

La puerta estrecha. André Gide


Qué lectura más difícil. A pesar de conocer de primera mano los estropicios que puede hacer la religión en algunas personas, esta historia me superó. No me tocó nada, pero nada.

Gide debió ser un gran escritor en su tiempo, pero a mí esta novela no me movió un pelo. La prosa es muy bonita, pero la historia, nada.

No me quise quedar con mi sensación y busqué algunas reseñas. Encontré pocas, la mayoría en mi misma dirección. Excepto la que está acá y de la que extraigo un párrafo:

una novela que no fue comprendida en su época y que lamentamos que tampoco lo sea en la nuestra, porque en lo que en su tiempo era una atrevida incursión en los enrevesados efectos de la religión sobre ciertas mentes cándidas, ahora, esa candidez puede resultar ñoña e incomprensible para nuestra mentalidad actual.

¡Es que se trata de un Premio Nobel!

André Gide. La puerta estrecha. Orbis, 1997

0 comentarios:

La mujer habitada. Gioconda Belli


Le vengo esquivando, en los últimos meses, a los libros que me pueden tocar. Pero me tenté con este, recomendado hace bastante.

La prosa de Gioconda, tan maravillosa. La historia, tan latinoamericana. Lo femenino, tan omnipresente. Las lágrimas, mías, tan sinceras.











Gioconda Belli. La mujer habitada. Booket, 2014

0 comentarios:

La invasión. Ricardo Piglia


Mientras espero novedades sobre la salud de Ricardo Piglia, termino con lo que tenía en casa de él. Creo que entre cuentos y novelas ya leí todo, puede que siga con sus ensayos (es un placer leerlo también en ese género).

Leer los que fueron sus primeros cuentos a la luz de sus diarios, resultó muy instructivo; incluso la lectura de algunos que había leído no hace mucho tiempo, en alguna otra antología.

Salud, don Ricardo!!!

El joyero



 Tarde de amor

La pared

 Las actas del juicio

Mata-Hari 55

Una luz que se iba

Desagravio

El pianista


Un pez en el hielo


Ricardo Piglia. La invasión. Debolsillo, 2014

0 comentarios:

La mesa limón y otros cuentos. Julian Barnes


Esta compilación de Anagrama y Página/12 incluye seis cuentos de dos libros: La mesa limón, con Una breve historia de la peluquería, Las de cosas que sabes y Apetito, todos en torno a la vejez y de Al otro lado del canal, Interferencia, Enlace y Dragones, que tratan de cuestiones relacionadas a lo inglés y lo francés.

Bonitos cuentos de un autor del que leí poco, pero que intuía que no me defraudaría.

Una breve historia de la peluquería




Las de cosas que sabes


Apetito

 Enlace


Julian Barnes. La mesa limón y otros cuentos. Anagrama-Página/12, 2011

0 comentarios: