Años lentos. Fernando Aramburu


Me encontré con esta novelita breve en la Biblioteca y la traje, sabiendo aún que Fernando Aramburu no me termina de cerrar no como novelista sino en su mirada algo estereotipada de los conflictos españoles. Está bien: sé poco y nada de la ETA pero lo que sí sé es que los procesos históricos son multidimensionales. En fin.

Años lentos es sin embargo una linda novelita: una de esas historias de iniciación que tiene el plus de los supuestos apuntes del escritor al diagramarla. Es interesante asomarse a esa ventanita, más con la dinámica e ironía que les imprime Aramburu.




Fernando Aramburu. Años lentos. Tusquets, 2018 (2012)

Sinopsis de la editorial:

A finales de la década de los sesenta, el protagonista, un niño de ocho años, se va a San Sebastián a vivir con sus tíos. Allí es testigo de cómo transcurren los días en la familia y el barrio: su tío Vicente, de carácter débil, reparte su vida entre la fábrica y la taberna, y es su tía Maripuy, mujer de fuerte personalidad pero sometida a las convenciones sociales y religiosas de la época, quien en realidad gobierna la familia; su prima Mari Nieves vive obsesionada por los chicos, y el hosco y taciturno primo Julen es adoctrinado por el cura de la parroquia para acabar enrolado en una incipiente ETA. 
El destino de todos ellos –que es el de tantos personajes secundarios de la Historia, arrinconados entre la necesidad y la ignorancia– sufrirá, años después, un quiebro. Alternando las memorias del protagonista con los apuntes del escritor, Años lentos ofrece además una brillante reflexión sobre cómo la vida se destila en una novela, cómo se trasvasa el recuerdo sentimental en memoria colectiva, mientras su escritura diáfana deja ver un fondo turbio de culpa en la historia reciente del País Vasco.

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Gente normal. Sally Rooney


Alguna gente intentó denostar esta novela tildándola de "millenial" 👀😣. Es que hay cada una/o... Por edad, Sally Rooney es millenial y no hay nada más lógico que el hecho de escribir sobre su propia generación. Pero lo cierto es que Gente normal trata de temas universales: amor y amistad; necesidad de aceptación; el calvario que para algunas y algunos es la adolescencia; la dependencia; la depresión.
 
Es una novela muy linda, con una prosa hermosa y a la vez adictiva. Me conmovió mucho.








Sally Rooney. Gente normal. Random House, 2021 (2018)

Sinopsis de la editorial:
Marianne y Connell son compañeros de instituto pero no se cruzan palabra. Él es uno de los populares y ella, una chica solitaria que ha aprendido a mantenerse alejada del resto de la gente. Todos saben que Marianne vive en una mansión y que la madre de Connell se encarga de su limpieza, pero nadie imagina que cada tarde los dos jóvenes coinciden. Uno de esos días, una conversación torpe dará comienzo a una relación que podría cambiar sus vidas.
Gente normal es una historia de fascinación mutua, de amistad y de amor entre dos personas que no consiguen encontrarse, una reflexión sobre la dificultad de cambiar quienes somos. La segunda novela de Sally Rooney acompaña durante años a dos protagonistas magnéticos y complejos, dos jóvenes que llegamos a entender hasta en su contradicción más sonada y en sus más graves malentendidos. Esta es una historia agridulce que muestra como nos conforman el sexo y el poder, el deseo de herir y ser herido, de amar y ser amado. Nuestras relaciones son una conversación a lo largo del tiempo. Nuestros silencios, lo que las define.

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Contramarcha. María Moreno



María Moreno es mi escritora de no ficción favorita. Soy su fan. 

Define a este libro como una “novela de sus lecturas”. Y es que este libro es parte de una colección muy linda, que se llama “Lectores”, de la editorial Ampersand. Son una serie de libritos breves que nos permiten meternos en la intimidad de escritoras y escritores sobre lo que la lectura y los libros hicieron en sus vidas.

En Contramarcha María Moreno hace un recorrido sobre su familia y lo que los libros y la literatura tenían como capital simbólico, de ascenso social en su infancia y adolescencia, en los años 50 y 60 y como les opuso resistencia en su momento; nos habla de su miedo escénico a hablar en público, a leer en voz alta en la escuela primero y luego en cualquier escenario. Hay un capítulo muy hermoso en el que habla de su lectura de los libros de Simone de Beauvoir, especialmente El segundo sexo, o la novela Los mandarines. Y finalmente cuando una persona le empieza a recomendar lecturas y ella dice que le daba de leer "como quien mete miga de pan en el pico de un pichón". Y entonces dice: Comencé a leer, comencé a vivir.

Finaliza el libro con una reflexión hermosa, que ya nos había dejado en Subrayados
“Me gustaría morir leyendo, nadie escuche en esta declaración la construcción pedante para una mitología intelectual, ya que podría leer cualquier cosa. No desearía a mi lado la vigilancia ansiosa de parientes y amigos sino unas últimas líneas que me transportaran como siempre, más allá, a las vidas que no son las mías, a palabras escritas por quienes quizás han muerto hace años, puede ser una vulgar lista de catálogo, más fácilmente un prospecto: que la muerte me alcance en el momento en que el sentido se me escapa y no sepa si sueño que leo y eso es morir, o si ya olvidé mi lengua y lo ignoro, irme como cuando no se recuerda por qué copa se va o qué saque, como en una sobredosis”.

















María Moreno. Contramarcha. Ampersand, 2020

Sinopsis de la editorial:

María Cristina Forero/María Moreno. En el principio fue el nombre, el barrio de Once, el conventillo repleto de historias, la voz proliferante de la abuela analfabeta y de la madre ansiosa que enseña a estudiar para el diez. En ese pasado hay tangos, radioteatros, libros prohibidos, maestras que maltratan, corazones vencidos. Hay una niña freak y proletaria que conoce bien las tretas para evitar el terror de leer en público. Así la autora persigue los traumas, alumbra las peripecias de un cuerpo en sus marchas y desvíos por el camino de las redacciones, la política y el feminismo. Hasta encontrar la propia voz, hasta dejar caer todas las máscaras que encubren los nombres.


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Expiación. Ian McEwan


McEwan es un autor que nunca me defrauda y así fue también con esta gran, gran novela que quería leer desde hace mucho tiempo. 

La trama y hasta el estilo de escritura me recordaron a algunas novelas clásicas del siglo XIX: el nivel de detallismo, una mansión, bosques, la introspección, la inocencia. Y por supuesto: el error, la fatalidad, la mala decisión que llevan a arrastrar la culpa durante una vida entera. 

La habilidad de McEwan para construir a sus personajes es magnífica, en especial, claro, a Briony. Muy recomendada. 






Ian McEwan. Expiación. Anagrama, 2019 (2002)


Sinopsis de la editorial:
Vacaciones de verano de 1935. En la casa de campo de la familia Tallis, el señor se encuentra en 
Londres y la madre se ha encerrado en su habitación con migraña. Briony, la hija menor, observa desde una ventana cómo el intenso calor empieza a teñir de amarillo la finca. Cecilia, su hermana, se sumerge en ropa interior en el agua de la fuente ante la perpleja mirada de Robbie Turner, el hijo de la criada. Esta escena muda destapará las pasiones ocultas de todos los personajes y romperá la apacible convivencia de los habitantes de la mansión. Comienza así una perdurable historia de amor que nos envuelve y que recorre todo el libro. La observadora se convierte entonces en la «autora» de esta historia, que combina la perspectiva del niño con la prosa del adulto y juega siempre a mezclar realidad y ficción. Hacia el final de la obra, Briony sabrá expiar sus culpas ingresando como enfermera en uno de los muchos hospitales londinenses que acogen la avalancha de heridos procedentes de las playas de Dunkerque. Uno de ellos es el propio Robbie Turner; otro, el sargento McEwan, padre de Ian.

Una obra maestra en la que conmoción, amor, culpa y sacrificio discurren en torno a unos personajes tan profundos como el propio narrador.


 

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Lo que la marea esconde. María Oruña


Cuarta entrega de los casos seguidos y resueltos por Valentina Redondo, la creación de María Oruña. En esta ocasión estamos ante un crimen de cuarto cerrado y toda la historia en sí es una especie de homenaje a los grandes misterios de las novelas del siglo XIX y principios del XX.

Es entretenida, y como siempre me sucede con este tipo de libros, me hace olvidar el entorno y meterme en los problemas bien lejanos de otras y otros.





María Oruña. Lo que la marea esconde. Destino, 2021
Sinopsis de la editorial:
La presidenta del Club de la Bahía de Santander, una de las mujeres más poderosas de la ciudad, ha aparecido muerta en el camarote de una preciosa goleta que con unos pocos y selectos invitados del mundo del tenis surcaba el mar al anochecer.
El crimen recuerda a las novelas de la «habitación cerrada» de principios del siglo pasado: el compartimento estaba cerrado por dentro, tanto la extraña herida que presenta el cuerpo de la empresaria como el misterioso método utilizado para perpetrar el asesinato resultan inexplicables y todos los invitados a la fiesta parecen tener motivos para haber acabado con su vida. Nadie puede haber salido o entrado de la nave para cometer el crimen o escapar. ¿Quién ha matado a Judith Pombo? ¿Cómo? ¿Y por qué?


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Los hombres son todos iguales. Sergio Olguín


Adentro de un libro de cuentos una se puede encontrar con cualquier cosa; la contraportada te dice alguito pero no mucho, y no siempre las sorpresas me gustan. La novela para mí es otra cosa y siempre me atrapa de otra manera: me llena, me lleva de las narices por la historia. Y los cuentos... me suelen dejar con sabor a poco. 

En Los hombres son todos iguales Sergio Olguín nos entrega un muestrario de varones (y unas pocas mujeres) para desmontar la frase hecha que da título al libro. Porque no, no son todos iguales, pero sí hay un punto de patetismo que a veces se choca con la ternura en casi todos ellos. 

Es un libro ameno, pero prefiero las novelas de Olguín. 

Sergio Olguín. Los hombres son todos iguales. Tutsquets, 2019

Sinopsis de la editorial:
Dos amigos se reencuentran y reviven los códigos de una amistad marcada por el delito. Un chico descubre el terror y la fascinación con la llegada de un nuevo compañero a la escuela. Dos hermanos viven pendientes de un padre que los abandonó para llevar una vida fuera de la ley. Un hincha de fútbol es confundido con Maradona. Una chica descubre en una foto ajena un secreto propio. Pinocho reencarna en un periodista inescrupuloso. Dos adolescentes deben huir de una sociedad que prohíbe su amor. Desprejuiciados y divertidos, sentimentales y también violentos, así son los cuentos de este libro de Sergio Olguín, que deslumbra por su capacidad para ahondar en mundos y tiempos diversos: del conurbano bonaerense a Puerto Madero, de la costa atlántica a Japón, de los años sesenta a una Buenos Aires del futuro. Los hombres son todos iguales es una nueva cita con la narrativa ágil e irreverente de Olguín, que captura al lector con cada una de sus historias, al mismo tiempo que revela los misteriosos mecanismos que determinan nuestras vidas.

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Y líbranos del mal. Santiago Roncagliolo


Esta novela es casi un thriller personal. El mar de fondo es el abuso de personajes ligados a la iglesia católica hacia niños y adolescentes. Pero es a Jimmy a quien acompañamos en un doloroso viaje al pasado de su familia, en una búsqueda por su identidad, en el descubrimiento de sus raíces.

Es algo que hace muy bien Santiago Roncagliolo: ocuparse de ese momento en la vida en que, como se dice habitualmente, "se pierde la inocencia". Ese cúmulo de instantes en que los mandatos (en este caso a los varones) se hacen carne y prácticamente definen una vida. 







Santiago Roncagliolo. Y líbranos del mal. Seix Barral, 2021


Resumen de la editorial:
Todas las familias guardan algún secreto, pero algunas ocultan verdades tan oscuras que cuando salen a la luz lo pudren todo. Jimmy cree que su existencia es perfecta: está por entrar a la universidad, su papá es el administrador de la catedral de Brooklyn y su madre es una feliz ama de casa. Sin embargo, cuando la abuela se enferma y él decide viajar a Perú para cuidarla, el contacto con las viejas amistades limeñas de su padre le abrirá una ventana hacia un pasado que ignoraba y más le valdría nunca haber conocido.
Jimmy emprende un desgarrador viaje a los orígenes que, al mismo tiempo, es un descenso a los infiernos. Una odisea personal en la cual el espejismo de la Ítaca anhelada se revela en una cruda verdad sobre el fanatismo religioso, el abuso de poder, la pederastia y una sociedad latinoamericana conservadora que es capaz de solapar cualquier crimen con tal de mantener el statu quo.
Santiago Roncagliolo, una de las voces más reconocidas en la narrativa hispanoamericana, nos confronta con preguntas que no tienen respuesta fácil. ¿Hasta dónde puede llegar la obediencia ciega? ¿A partir de qué punto el silencio nos hace cómplices y culpables? Como afirma el protagonista tan pronto comienza esta perturbadora novela: «Aquí cada quien se salva como puede».

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Las gratitudes. Delphine De Vigan


Prepárense para conmoverse, para disfrutar de una historia simplemente bella. Prepárense para llorar si toman la gran decisión de agarrar Las gratitudes o cualquier otro libro de Delphine De Vigan

Cada quien enfrenta la inminencia de la muerte como mejor puede, vive la vejez de sus seres queridos con distinta intensidad, imagina la propia con más o menos miedo. Pero pocas veces, al menos por acá, nos detenemos a mirar atrás para expresar gratitud a quienes nos han acompañado en la vida. De estas cosas habla esta novela y de algunas más.

Es triste: sí. Pero es una tristeza dulce, que creo tiene que ver con la narrativa de Delphine, con su destreza poniendo el foco en las pequeñas cosas de la vida con tanta maestría.

Punto aparte para la traducción de Pablo Martín Sánchez. No debe ser fácil traer desde cualquier idioma la voz de una mujer con afasia con tanto respeto. 











Delphine De Vigan. Las gratitudes. Anagrama, 2021 (2019)

Resumen de la editorial:
«Hoy ha muerto una anciana a la que yo quería. A menudo pensaba: ”Le debo tanto.“ O: ”Sin ella, probablemente ya no estaría aquí.“ Pensaba: ”Es tan importante para mí.“ Importar, deber. ¿Es así como se mide la gratitud? En realidad, ¿fui suficientemente agradecida? ¿Le mostré mi agradecimiento como se merecía? ¿Estuve a su lado cuando me necesitó, le hice compañía, fui constante?», reflexiona Marie, una de las narradoras de este libro. Su voz se alterna con la de Jérôme, que trabaja en un geriátrico y nos cuenta: «Soy logopeda. Trabajo con las palabras y con el silencio. Con lo que no se dice. Trabajo con la vergüenza, con los secretos, con los remordimientos. Trabajo con la ausencia, con los recuerdos que ya no están y con los que resurgen tras un nombre, una imagen, un perfume. Trabajo con el dolor de ayer y con el de hoy. Con las confidencias. Y con el miedo a morir. Forma parte de mi oficio.»
A ambos personajes –Marie y Jérôme– los une su relación con Michka Seld, una anciana cuyos últimos meses de vida nos relatan estas dos voces cruzadas. Marie es su vecina: cuando era niña y su madre se ausentaba, Michka cuidaba de ella. Jérôme es el logopeda que intenta que la anciana, que acaba de ser ingresada en un geriátrico, recupere aunque sea parcialmente el habla, que va perdiendo por culpa de una afasia.
Y ambos personajes se involucrarán en el último deseo de Michka: encontrar al matrimonio que, durante los años de la ocupación alemana, la salvó de morir en un campo de exterminio acogiéndola y ocultándola en su casa. Nunca les dio las gracias y ahora querría mostrarles su gratitud...
Escrita con un estilo contenido, casi austero, esta narración a dos voces nos habla de la memoria, el pasado, el envejecimiento, las palabras, la bondad y la gratitud hacia aquellos que fueron importantes en nuestras vidas. Son las respectivas gratitudes las que unen a los tres inolvidables personajes cuyas historias se entrelazan en esta conmovedora y deslumbrante novela.


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