No es un río. Selva Almada


Maravilla de Selva Almada. Leí hace tiempo Chicas muertas, Ladrilleros y El viento que arrasa. Por eso, la llegada de No es un río es tan bienvenida. Reencontrar una voz en la literatura argentina alejada del centralismo porteño y tan cerca de las islas, el río, el monte de acá nomás es una experiencia que siempre me reconforta. 

La trama se abre por momentos, va hacia un lado, luego a otro, vuelve después. El universo masculino, la violencia que le es propia, la muerte y el recuerdo, las traiciones y la camaradería, todos son elementos que hilan varias historias que nacen y confluyen en Enero, Eusebio y Tilo, junto al amigo muerto, atravesando también a Aguirre y a Siomara, con todos sus muertos y fantasmas. 







Selva Almada. No es un río. Random House, 2020

Resumen de la editorial:
Enero y el Negro llevan de pesca a Tilo, hijo adolescente de Eusebio, el amigo muerto. Mientras beben y cocinan y hablan y bailan, lidian con los fantasmas del pasado y con los del presente, que se confunden en el ánimo alterado por el vino y el sopor.
Una red mezcla realidad y sueño, hechos y conjeturas, isleños, agua, noche, fuego, peces, bichos. Humana, pero a la vez animal y vegetal, esta novela fluye como un cauce, una larga conversación o el afecto entre seres que se quieren: madres, hijos, hermanos, amantes, ahijados.
Con No es un río, Selva Almada completa su trilogía de varones, inaugurada con El viento que arrasa y seguida inmediatamente por Ladrilleros. En esta novela magistral vuelven a brillar sus formas del decir y su extraordinaria sensibilidad para lograr que los personajes expresen en el hacer lo que habita en lo profundo de sus almas, en lo lejos de sus propias vidas.

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El espejo de nuestras penas. Pierre Lemaitre


Todas las historias que cuenta El espejo de nuestras penas transcurren en un increíble éxodo de 10 millones de personas en la Francia invadida por Alemania en 1940. 

Con esta novela, Pierre Lemaitre cierra su trilogía Los hijos del desastre, comenzada con Nos vemos allá arriba y continuada con Los colores del incendio

Nos reencontramos lateralmente en El espejo de nuestras penas con personajes de los dos libros anteriores, un recurso que me gusta mucho. Lemaitre narra horrores y corruptelas en una trama impresionante y, como se lee en sus agradecimientos, muy bien documentada. 

Louise, Raoul, Jules, Gabriel, Ferdinand, Desiré son los personajes, gente corriente, con los que el autor decide mirar un extraordinario hecho de la Historia (con mayúsculas).

Hay sensibilidad, hay humor, qué más se puede pedir. 




Pierre Lemaitre. El espejo de nuestras penas. Salamandra, 2020
Resumen de la editorial:
Esta Primavera de 1940. Louise Belmont, de treinta años, corre desnuda y recubierta de sangre por el bulevar de Montparnasse. Para entender la macabra situación que acaba de vivir, esta joven maestra deberá sumergirse en la locura de un momento histórico sin parangón: mientras las tropas alemanas avanzan de forma implacable hacia París y el ejército francés está en plena desbandada, cientos de miles de personas aterrorizadas huyen en busca de un lugar más seguro. Atrapada en este éxodo sin precedentes, y a merced de las bombas germanas y de los azares del destino, la vida de Louise acabará cruzándose en un campamento del Loira con las de dos soldados desertores de la línea Maginot, un apasionado subteniente fiel a sus principios morales y un histriónico sacerdote capaz de plantar cara al enemigo.

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La vida mentirosa de los adultos. Elena Ferrante


Me encuentro en los libros de Elena Ferrante siempre. Incluso en la voz de una adolescente desde los 13 a los 17 años. 

Como en las novelas anteriores, hay otra protagonista además de Giovana: Nápoles. Y un hilo que atraviesa la obra de Ferrante y no está ausente en La vida mentirosa de los adultos: la violencia. Una violencia que está en las calles, que está en el lenguaje y en el dialecto, que se disimula ciudad arriba y se expone abajo, entre los varones entre ellos y hacia las mujeres, en las relaciones de madres e hijas, en los mandatos, entre clases sociales y más. 

No es una historia violenta, claro. Esta novela es, como la saga Dos amigas, o las Crónicas del desamor, una hermosa historia atravesada por múltiples violencias cotidianas que una voz como la de Elena Ferrante con una prosa maravillosa saca de su naturalidad, te la pone delante de los ojos, bajo las narices. 

¿Será La vida mentirosa de los adultos el inicio de una nueva saga de Elena Ferrante? Ojalá. 













Elena Ferrante. La vida mentirosa de los adultos. Lumen, 2020

Resumen de la editorial:
«Dos años antes de irse de casa, mi padre le dijo a mi madre que yo era muy fea». Así empieza esta novela extraordinaria sobre el descubrimiento de la mentira, el amor y el sexo, narrada por la inolvidable voz de Giovanna, una joven empeñada en conocer a su tía Vittoria, incomprensiblemente borrada de las conversaciones y álbumes de fotografías. Con ello desencadenará sin saberlo el desmoronamiento de su familia intelectual y burguesa, perfecta solo en apariencia.
Maestra absoluta de la intriga, Ferrante siembra la trama de sorpresas y anuda prodigiosamente la misteriosa historia familiar y amorosa en torno a una pulsera que pasa de mano en mano. Nadie como ella para describir la complejidad de las pasiones humanas y todas las intermitencias del pensamiento y el corazón.

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La mujer singular y la ciudad. Vivian Gornick


Libro ideal para una urbanita como yo, ideal también para que se multiplique la nostalgia en días donde poco podemos recorrer nuestras ciudades y mucho menos hablar con sus personajes.

Como en Apegos feroces, Vivian Gornick camina Nueva York, pero en este caso, sola o con su amigo Leonard la mayoría de las veces. 

Camina y camina, piensa y habla. Se deconstruye y se reconstruye. Con gente alrededor o en un bar, expectante o en una plaza con desconocidos, esta mujer singular siempre está sola. 

Salud, Vivian.
 











Vivian Gornick. La mujer singular y la ciudad. Sexto piso, 2019 (2015)

Resumen de la editorial: 
Continuación natural de Apegos feroces, en La mujer singular y la ciudad Vivian Gornick sigue mostrándose como una mujer lúcida, sensible e insobornable que, siendo la realidad como es, no acepta su lugar en el mundo.
La mujer singular y la ciudad es un mapa fascinante y emotivo de los ritmos, los encuentros fortuitos y las amistades siempre cambiantes que conforman la vida en la ciudad, en este caso Nueva York –una ciudad, nos dice Gornick, que hace soportable su soledad–. Mientras pasea por las calles de Manhattan, de nuevo en compañía de su madre o sola, Gornick observa lo que ocurre a su alrededor, interactúa con extraños, busca su propio reflejo en los ojos de un desco­nocido. Y se reconoce en su amistad de más de veinte años con Leonard –un hombre que vive su propia infelicidad con sofisticación y que la ha ayudado «a comprender la misteriosa naturaleza de las relaciones humanas más que ninguna otra relación íntima que haya tenido»–, pues ambos comparten la necesidad de encontrar un agravio que combatir. 
Vigoroso collage que intercala anécdotas personales, viñetas narrativas y piezas reflexivas sobre la amistad, sobre la a menudo irreprimible atracción por la soledad y sobre qué significa ser una feminista moderna –una «mujer singular»–, estas memorias son el autorretrato de una mujer que defiende con ferocidad su independencia y que ha decidido vivir hasta el final sus conflictos en lugar de sus fantasías.

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La buena suerte. Rosa Montero

Ay, pero qué bien me viene una lectura así en estos días. Profunda pero no agobiante, triste pero con toques de humor, y una cualidad que transmite Rosa Montero cuando se la escucha hablar: esperanza. 

Dejar todo atrás es una fantasía recurrente, pero suele tener corto vuelo: a donde una/o vaya lleva la mochila de su pasado. Es lo que le pasa a Pablo, que huye pero no puede desprenderse de sí mismo. 

La buena suerte también es una historia de amores, con crítica social y la pregunta sobre el Bien y el Mal (con mayúsculas). De derrotas, de levantarse.  En la novela, brillan los personajes Raluca y Felipe, la chica de la buena suerte y el viejo que no se resigna a no amar. 

Entretenida lectura para días abrumadores.
















Rosa Montero. La buena suerte. Alfaguara, 2020


Resumen de la editorial:

¿Qué impulsa a un hombre a bajarse anticipadamente de un tren y ocultarse en un pueblo de mala muerte? ¿Quiere recomenzar su vida o pretende acabar con ella? Tal vez esté huyendo de alguien, o de algo, o incluso de sí mismo, y el destino le ha traído a Pozonegro, un antiguo centro hullero que ahora agoniza. Por delante de su casa pasan trenes que pueden ser salvación o condena, mientras los perseguidores estrechan el cerco. La perdición parece estar más próxima cada día. Pero este hombre, Pablo, también conoce gente en aquel lugar maldito, como la luminosa, incompleta y algo chiflada Raluca, que pinta cuadros de caballos y tiene un secreto. Allí todos arrastran algún secreto, algunos más oscuros y peligrosos que otros. Y algunos simplemente ridículos. También hay humor en ese pueblo triste, porque la vida tiene mucho de comedia. Y gente que finge ser quien no es, o que oculta lo que planea. Es el gran juego de las falsedades. Un mecanismo de intriga hipnotizante desvela poco a poco el misterio de ese hombre, y al hacerlo nos muestra el interior de lo que somos, una radiografía de los anhelos humanos: el miedo y la serenidad, la culpa y la redención, el odio y el deseo. Esta novela habla del Bien y del Mal, y de cómo, pese a todo, el Bien predomina. Es una historia de amor, de amor tierno y febril entre Raluca y el protagonista, pero también de amor por la vida. Porque después de cada derrota puede haber un nuevo comienzo, y porque la suerte sólo es buena si decidimos que lo sea.
 


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