La buena suerte. Rosa Montero

Ay, pero qué bien me viene una lectura así en estos días. Profunda pero no agobiante, triste pero con toques de humor, y una cualidad que transmite Rosa Montero cuando se la escucha hablar: esperanza. 

Dejar todo atrás es una fantasía recurrente, pero suele tener corto vuelo: a donde una/o vaya lleva la mochila de su pasado. Es lo que le pasa a Pablo, que huye pero no puede desprenderse de sí mismo. 

La buena suerte también es una historia de amores, con crítica social y la pregunta sobre el Bien y el Mal (con mayúsculas). De derrotas, de levantarse.  En la novela, brillan los personajes Raluca y Felipe, la chica de la buena suerte y el viejo que no se resigna a no amar. 

Entretenida lectura para días abrumadores.
















Rosa Montero. La buena suerte. Alfaguara, 2020


Resumen de la editorial:

¿Qué impulsa a un hombre a bajarse anticipadamente de un tren y ocultarse en un pueblo de mala muerte? ¿Quiere recomenzar su vida o pretende acabar con ella? Tal vez esté huyendo de alguien, o de algo, o incluso de sí mismo, y el destino le ha traído a Pozonegro, un antiguo centro hullero que ahora agoniza. Por delante de su casa pasan trenes que pueden ser salvación o condena, mientras los perseguidores estrechan el cerco. La perdición parece estar más próxima cada día. Pero este hombre, Pablo, también conoce gente en aquel lugar maldito, como la luminosa, incompleta y algo chiflada Raluca, que pinta cuadros de caballos y tiene un secreto. Allí todos arrastran algún secreto, algunos más oscuros y peligrosos que otros. Y algunos simplemente ridículos. También hay humor en ese pueblo triste, porque la vida tiene mucho de comedia. Y gente que finge ser quien no es, o que oculta lo que planea. Es el gran juego de las falsedades. Un mecanismo de intriga hipnotizante desvela poco a poco el misterio de ese hombre, y al hacerlo nos muestra el interior de lo que somos, una radiografía de los anhelos humanos: el miedo y la serenidad, la culpa y la redención, el odio y el deseo. Esta novela habla del Bien y del Mal, y de cómo, pese a todo, el Bien predomina. Es una historia de amor, de amor tierno y febril entre Raluca y el protagonista, pero también de amor por la vida. Porque después de cada derrota puede haber un nuevo comienzo, y porque la suerte sólo es buena si decidimos que lo sea.
 


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