Banco a la sombra. María Moreno
No viajé demasiado, casi nada. No conozco Europa, mucho menos África. Parece que María Moreno no necesitó viajar a todos los lugares que cronica en Banco a la sombra y desarrolla interesantísimas miradas alrededor de la crónica de hechos no vividos.
Dice:
Para mí la experiencia siempre está mediada por lecturas. Por esto, descreo de la idea de viaje como adquisición cultural. En Banco a la sombra planteo precisamente que la experiencia está mediada por la lectura y que para describir cualquier experiencia necesitamos una bitácora de lecturas a partir de la cual comenzar a escribir. La adquisición cultural solo puede realizarse a través de la lectura.Qué más decir.
Sólo que son impresionantes los textos sobre las plazas del estallido de 2001 y la tragedia de Once.
María Moreno. Banco a la sombra. Random House, 2019
Resumen de la editorial:
Central, pública, reñida, compartida. Sucia, la porteña Miserere recibe de madrugada a los insomnes del bar y los salidos de las bailantas. Mercado: la de Djemá el F'ná hasta que sus luces se mezclan con las estrellas al anochecer marroquí. San Marcos, campo de disputa entre palomas y turistas. Ágora: la Plaza de Mayo cuando, en 2001, miles de manifestantes exigen con cacerolas un cambio de gobierno. Madeira, Barcelona, París... María Moreno se aventura allí donde la ciudad se abre como un enigma y en los mapas se dibuja como espacio vacío: se sube a un camelo, abraza una cobra, sigue una pandilla en Taxco, se deja seducir andando por Parque Rodó o guiar en casto triángulo por Santiago de Chile a comienzo de los 70...
Por cada una de las plazas de esta edición ampliada de Banco a la sombra, se pasea una cronista excepcional, lúcida, tierna, sarcástica.
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