La última salida. Federico Axat


Consejo: si alguien tiene ganas de pasarse dos días desconectade del mundo, apartándose de sus preocupaciones porque tiene la cabeza en otro lado, este libro es ese lugar. Policiales y thrillers son géneros que logran que me salga de la mierda aunque, en general, contengan una mirada a una sociedad de mierda; me concentro en la historia, me meto en ella y, si es tan buena como La última salida, leo con cierta ansiedad, llevada por el autor casi de las narices. Lo malo: los termino rápido.

En fin. Ando necesitando “irme”, así que probablemente mis próximas lecturas vayan exclusivamente por estos géneros.

El libro, con todos los condimentos del thriller psicológico, está narrado de manera casi cinematográfica (por algo Hollywood compró sus derechos apenas salido de la imprenta), como si hubiese sido escrito cámara subjetiva en mano.

Si no fuera porque la solapa informa que Axat es argentino, no lo hubiese adivinado: la novela se sitúa en Estados Unidos, sus personajes son estadounidenses, hay allí una “calientapollas” que es algo que por estas latitudes no conocemos más que por las traducciones españolas. No se le nota la argentinidad a Axat, quizás fuera su objetivo. Eso no disminuye en absolutamente nada el libro a mis ojos, pero es un dato que llamó mi atención.




Federico Axat. La última salida. Destino, 2016

Resumen de la editorial:
Ted es rico y tiene una familia perfecta, una esposa y dos hijas adorables. Nadie podría imaginar el motivo que lo ha llevado a tomar la drástica decisión de quitarse la vida.
Cuando oye sonar el timbre una y otra vez, su primera reacción es ignorarlo y apretar el gatillo de una vez por todas. Pero entonces descubre una nota escondida entre sus cosas; una nota con su caligrafía que no recuerda haber escrito: «Abre la puerta. Es tu última salida». Al otro lado de la puerta encuentra a un desconocido llamado Lynch, que no sólo sabe lo que Ted está a punto de hacer, sino que le hace una propuesta difícil de rechazar: un plan para evitar que su familia sufra ante las consecuencias devastadoras de un suicidio.
Ted acepta sin imaginar que la nota en el escritorio y la oferta de Lynch son apenas el comienzo de un juego macabro de manipulaciones. Alguien ha sembrado un camino de migas de pan que Ted irá recogiendo. Alguien que lo conoce mejor que nadie, que lo hará dudar de sus propias motivaciones y también de las personas que lo rodean.
¿Quién maneja los hilos desde las sombras? A veces sólo podemos confiar en nosotros mismos. Y, en ocasiones, ni siquiera eso.

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