Offshore. Petros Márkaris
Ayyyyy. Me duele el alma. Hasta hace un año y medio, y especialmente en la Tetralogía de la crisis, yo leía estas novelas de Márkaris como entendiendo lo que pasaba en Grecia, sabiéndolo en el pasado, en mi propia historia, y como sabiendo también cómo dejar atrás la crisis.
Pero acá, en esta novela, ya no hay crisis económica. Hay empresas offshore para levantar a un país. Por estos lares conocemos de eso, aunque a diferencia de lo que sucede en esta novela, ese dinero negro no vino (aún), no nos regocijamos (aún), no les agradecemos que vengan a lavar sus trapos sucios acá (aún). Desde el presidente para abajo, la plata está afuera, en los paraísos fiscales. Y acá no hay brotes verdes ni lluvia de inversiones. Todo es resta, todo es pérdida. Con el peligro, que no se ve en estas historias, de que por allá no existen las brutas (de bruto, de simplificador, de estúpido) estigmatizaciones a las que estamos sometidxs por estos días.
Jaritos es tan entrañable, pero tan humano, que dan ganas de llorar. Este tipo de personajes, que yo quiero tanto, como al Montalbano de Camilleri, el Wallander de Mankell, y paro acá porque hay más, son parte de mi paisaje. Camilleri y Márkaris están viejitos aunque activos, Mankell y Vázquez Montalbán ya partieron...
En fin, otra novela que me habla de mi presente, de mi historia, y otra vez, me llena de tristeza y desesperanza.
Petros Márkaris. Offshore. Tusquets, 2017
Resumen de la editorial
En una Grecia que, misteriosamente, empieza a experimentar una gran recuperación económica, un funcionario de la Secretaría de Estado de Turismo aparece muerto en su casa, atado a una silla y con un tiro en la cabeza. Todo apunta a un robo que se torció, pero el comisario Jaritos no descarta que se trate de un ajuste de cuentas. Cuando las indagaciones le llevan a descubrir que la víctima estaba ligada a tráficos ilegales, los agentes detienen a dos inmigrantes que, acusados del asesinato, confiesan que, efectivamente, intentaron perpetrar un robo. El nuevo subdirector general presiona a Jaritos –como siempre, muy escéptico– para que cierre el caso. Y entonces se produce un nuevo asesinato: un famoso armador griego.
Después de la «Tetralogía de la Crisis», Márkaris desafía a un comisario Jaritos desbordado por los acontecimientos a resolver varios crímenes investigando por su cuenta y riesgo, poniendo en peligro su propia carrera en la policía, para esclarecer casos que demuestran que los «nuevos» poderes tienen al país atado de pies y manos.
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