Temporada de huracanes. Fernanda Melchor
No busco hacerme la graciosa, pero esta novela es un huracán. Es audaz y oscura. Tiene un ritmo demoledor, al punto que ansío volver a leerla pronto, pero de corrido, sin los saltos obligados para ir a trabajar o atender otras obligaciones.
La construcción de Temporada de huracanes nos pone como testigos de la vida de unos personajes alucinantes. De la miseria, de la mugre, del asco, de un cúmulo de condiciones de vida y de lo que esos personajes hacen con ello y en medio de ello. Deslumbrante.
Melchor dijo en esta entrevista muchas frases; me quedo con esta que describe hermosamente la novela:
Claro que es una novela de amor, sólo que los personajes nunca lo encuentran. Es ese algo que te falta tanto que ni siquiera sabes cómo es. Y aunque lo encontraran, no importa, porque para qué sirve el amor si todos se están ahogando, si todo está de la chingada.Por otro lado, desde que leí las novelas de Roberto Bolaño que transcurren en México amo algunas palabras y expresiones que sólo aparecen en esa literatura. Mi lista de favoritas:
- Dizque
- Hijos de la chingada (y chingar en todas sus conjugaciones)
- Cabrones culeros
- Mera/o
- Pinche (y pinche cabron/a)
- Jiribilla
- ¡N’ombre!
- Matachotos
- Güera/o
- Escuincle
- ¡Ni madres!
Fernanda Melchor. Temporada de huracanes. Random House, 2018 (2017)
Reseña de la editorial
Un grupo de niños encuentra un cadáver flotando en las aguas turbias de un canal de riego cercano a la ranchería de La Matosa. El cuerpo resulta ser de la Bruja, una mujer que heredó dicho oficio de su madre fallecida, y a quien los pobladores de esa zona rural respetaban y temían. Tras el macabro hallazgo, las sospechas y habladurías recaerán sobre un grupo de muchachos del pueblo, a quienes días antes una vecina vio mientras huían de casa de la hechicera, cargando lo que parecía ser un cuerpo inerte. A partir de ahí, los personajes involucrados en el crimen nos contarán su historia mientras los lectores nos sumergimos en la vida de este lugar acosado por la miseria y el abandono, y donde convergen la violencia del erotismo más oscuro y las sórdidas relaciones de poder. Con un ritmo y un lenguaje magistrales, Fernanda Melchor explora en esta obra las sinrazones que subyacen a los actos más desesperados de barbarie pasional. Una novela cruda y desgarradora en la que el lector quedará envuelto, atrapado por las palabras y la atmósfera de terrible, aunque gozosa, fatalidad.'
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