Las lealtades. Delphine De Vigan


Feriado en cuarentena, ideal para leer de una sentada esta novela de la gran gran Delphine De Vigan. Me dejó pasmada, como cada uno de sus libros.

Las lealtades está construida a partir de cuatro personajes, dos mujeres con voz propia y dos niños preadolescentes narrados en tercera persona. Son cuatro personas rodeadas de familia, compañeros de trabajo, amigos, pero muy solas y muy heridas. Buscan salvarse y cada uno encuentra un modo: el alcohol, rescatar al otro, hablar sola. Buscan ser leales a sí mismos o hacia un otro, y mantener esas lealtades tiene costo.

De Vigan retrata a los cuatro de tal modo que es imposible no empatizar con ellos. El resto de los personajes provocan todo tipo de sentimientos muy reales. Otro punto para la autora.












Delphine De Vigan. Las lealtades. Anagrama, 2019

Resumen de la editorial:
En el centro de esta novela hay un niño de doce años: Théo, hijo de padres separados. El progenitor, sumido en una depresión, apenas sale de su caótico y degradado apartamento, y la madre vive consumida por un odio sin fisuras hacia su ex, que la abandonó por otra mujer. En medio de esa guerra, Théo encontrará en el alcohol una vía de escape. A su alrededor se mueven otros tres personajes: Hélène, la profesora que cree detectar que el niño sufre maltrato a partir del infierno que vivió en su propia infancia; Mathis, el amigo de Théo, con el que se inicia en la bebida, y Cécile, la madre de Mathis, cuyo tranquilo mundo se tambalea después de descubrir algo inquietante en el ordenador de su marido...
Todos estos personajes son seres heridos. Marcados por demonios íntimos. Por la soledad, las mentiras, los secretos y los autoengaños. Seres que caminan hacia la autodestrucción, y a los que acaso puedan salvar –o tal vez condenar definitivamente– las lealtades que los conectan, esos «lazos invisibles que nos vinculan a los demás (...) las leyes de la infancia que dormitan en el interior de nuestros cuerpos, los valores en cuyo nombre actuamos con rectitud, los fundamentos que nos permiten resistir, los principios ilegibles que nos corroen y nos aprisionan. Nuestras alas y nuestros yugos. Son los trampolines sobre los que se despliegan nuestras fuerzas y las zanjas en las que enterramos nuestros sueños».

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