Cuentos reunidos. Clarice Lispector


Oh, Clarice, Clarice...

Este libro reúne más de 70 cuentos de distintas épocas de Clarice Lispector. Hay muchas mujeres en distintas etapas de su vida, en distintas circunstancias. Mujeres casadas y mujeres solteras, pero casi siempre mujeres solas. Hay un tema con el cuerpo que es bastante perturbardor. Y "Dios", y la muerte, y las preguntas.

Oh, Clarice, Clarice...
///Lazos de familia (1960)
*La imitación de la rosa
 *Feliz cumpleaños
 *La mujer más pequeña del mundo
 *El búfalo


 ///La legión extranjera (1964)
*Los desastres de Sofía


 *El reparto de los panes

 *El mensaje
 *El huevo y la gallina

///Felicidad clandestina (1971)
*Perdonando a Dios

 *Las aguas del mundo

///El viacrucis del cuerpo (1974)
*El hombre que apareció
*Él me absorbió 
*Mientras tanto 

*Ruido de pasos 



///¿Dónde estuviste de noche? (1974)
*La búsqueda de la dignidad

 *La salida del  tren
 *La relación de la cosa

 *Es allí adonde voy

*Silencio 

///La bella y la bestia (1979)
*Gertrudis pide un consejo

 *Obsesión

 *La fuga


Clarice Lispector. Cuentos reunidos. Siruela, 2012

Resumen de la editorial:
«Los cuentos de Clarice Lispector aquí reunidos constituyen la parte más rica y variada de su obra, y revelan por completo el trazo incandescente que dejó la escritora brasileña en la literatura iberoamericana contemporánea. En todo cuanto escribió está la misma angustia existencial, similar búsqueda de la identidad femenina y, más adentro, de su condición de ser humano. En sus cuentos hay, ciertamente, el vuelo ensayístico, la fulguración poética, el golpe chato de la realidad cotidiana, la historia interrumpida que podría continuar, como la vida, más allá de la anécdota. Leer a Clarice es identificarse con ella, desnudar su palabra, compartir una sensualidad casi física, entrar en el cuerpo de una obra que vibra y chispea, traducir a nuestro propio horizonte cultural su haz de preguntas lanzadas al viento, saber que, más allá de las letras, del espacio y el tiempo, hubo alguien, una mujer, que estuvo cerca del corazón salvaje y nos dejó, en su escritura y definitivamente, su soplo de vida.»
Miguel Cossío Woodward

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