El jilguero. Donna Tartt


Primero: en esta novela llueve mucho. Luego, lo demás.

Leí en varias reseñas que esta es una "novela de iniciación". No estoy muy segura de qué se trata eso, pero diré otras cosas.

Este fue uno de los mejores libros de 2014 según muchas críticas. Yo necesito decir que me produjo sensaciones parecidas a las que me sacudieron con uno de los mejores del año pasado: Tan poca vida. Hay muchas diferencias en las historias, claro. Pero también hay ahí un hilo invisible que en principio es la "norteamericaneidad" (¿neologismo que acabo de inventar?). Lo otro que los conecta es que en esa enorme cantidad de páginas (más de mil en ambos casos) están las historias de unas vidas, que como son personales, también son políticas.

En este caso, El jilguero, el cuadro de Fabritius y todo lo que hay alrededor del arte pictórico, a mí me son muy ajenos. Y aunque el cuadro es protagonista de la novela, ese objeto (tan preciado, tan incalculablemente precioso) para mí es secundario en cuanto a objeto digno de admiración, pero no en cuanto a esos objetos preciados que alguna vez tenemos la suerte de que pasen por nuestras manos (con valor, sin valor, ¿quién pondría el precio?).

En fin. Muy buena historia, mejor narrada imposible, especialmente el pesimismo y el derrotismo de Theo, más allá de las drogas.

















Donna Tart. El jilguero. Lumen, 2014

Resumen de la editorial
Al acercarnos a El jilguero, vamos enfocando una habitación de hotel en Amsterdam. Theo Decker lleva más de una semana encerrado entre esas cuatro paredes, fumando sin parar, bebiendo vodka y masticando miedo. Es un hombre joven, pero su historia es larga y ni él sabe bien por qué ha llegado hasta aquí. ¿Cómo empezó todo? Con una explosión en el Metropolitan Museum hace unos diez años y la imagen de un jilguero de plumas doradas, un cuadro espléndido del siglo XVIII que desapareció entre el polvo y los cascotes. Quien se lo llevó es el mismo Theo, un chiquillo entonces, que de pronto se quedó huérfano de madre y se dedicó a desgastar su vida: las drogas lo arañaron, la indiferencia del padre lo cegó y su amistad con el joven Boris lo llevó a la delincuencia sin más trámites. Todo parecía a punto de acabar, y de la peor de las maneras, en el desierto de Nevada, pero no. Al cabo de un tiempo, otra vez las calles de Manhattan, una pequeña tienda de anticuario y un bulto sospechoso que ahora va pasando de mano en mano hasta llegar a Holanda. ¿Cómo acabará todo? Premio Pulitzer 2014.

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