Carvalho: Problemas de identidad. Carlos Zanón
No había leído antes a Zanón, sí mucho a Vázquez Montalbán, casi siempre a Carvalho. Y, más allá de las discusiones que siempre surgen en los casos de que un escritor tome el relevo de otro a su muerte (la hubo recientemente en el caso de Larsson y Lagercrantz, Salander y Blomkvist), lo cierto es que a mí poco me importa si puedo seguir accediendo a personajes que valoro.
Este Carvalho es bastante fiel a sí mismo. Mordaz, depresivo, autodestructivo, incendiario, querible.
Carlos Zanón resucitó a Carvalho, y para mí está bien.
Carlos Zanón. Carvalho: Problemas de identidad. Planeta, 2019
Resumen de la editorial:
Sin saber bien cómo ni por qué, Carvalho anda desgarrado entre Barcelona y Madrid. En Barcelona le quedan los restos de su tribu y el despacho en el que sigue trabajando. En Madrid anda perdido en el laberinto de una mujer casada con un prohombre de la política nacional, y que le ha desestabilizado más de lo que consiguió nadie antes. Quizá se está haciendo viejo o le asaltan —como al propio país— problemas de identidad a todos los niveles: ¿quién eres, Carvalho?, ¿qué quieres?, ¿qué buscas? Estamos en 2017 y las placas tectónicas de la sociedad parecen moverse de un modo inédito. Los problemas de siempre, la desaparición de una prostituta o una vieja amiga que acude en busca de ayuda por un sangriento crimen familiar. En lo personal, la complicidad con Biscúter pasa por horas bajas, y su salud no es la mejor noticia del momento.
Y sigue odiando la música moderna y quemando libros.
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