La respiración violenta del mundo. Ángela Pradelli


Lo mejor de esta novela: los recursos que usa la autora para narrar las inconsistencias de la memoria, esas ráfagas que se fraguan en nuestros sueños y que se nos hace imposible asir.

La historia es una de las tantas, pero tan única, de lxs 500 pibes apropiados, de algunas abuelas y de cómo dos familias con Emilia/Florencia como denominador común transitan por la época más trágica de la Argentina. El título es hermoso.

Pero: me encontré con algunas inconsistencias temporales: las edades de la protagonista en algunos tramos, nombres, y la que más me llamó la atención: ¿es posible que en 1980 en un noticiero de televisión se hablara de 500 niñas y niños apropiados? Mmmm 🤔

((Como siempre en estos casos, si dudás de tu identidad, comunicate con Abuelas. En Santa Fe, Red por la Identidad Santa Fe, en el Solar de las Artes, 9 de Julio 2955, o al cel: 3425375355))







Ángela Pradelli. La respiración violenta del mundo. Emecé, 2018

Resumen de la editorial:
“Lina rompe el sobre y empieza a leer: ‘Se llevaron a Adriana, dejaron a la nena en la casa de Fader 974. Hay que buscarla urgente, tiene que estar cerca todavía’.”
La respiración violenta del mundo narra la historia de una abuela y una nieta en pleno auge de la represión política de la década de 1970.
Emilia tiene cinco años cuando los militares se llevan a su mamá de la casa en Burzaco donde se escondían. La nena va a parar a un orfanato y poco después es apropiada por un matrimonio. Sus apropiadores, católicos y estrictos, deciden llamarla Florencia. Al principio, Emilia no se reconoce en ese nombre, pero poco a poco el pasado –las caricias de su madre, las canciones que su padre le cantaba al oído, el recuerdo de los zapatos verdes que le regaló su abuela Lina– va quedando enterrado en lo más profundo de su conciencia. Mientras tanto, Lina la busca sin descanso con la ayuda de Quica y Herminia que, como ella, han perdido a sus hijos a manos de las “fuerzas del orden”.
Escrita al modo de una crónica, esta novela de Ángela Pradelli avanza en escenas que van reconstruyendo el mapa demencial de una familia rota. Descarnado, alejado del melodrama, el relato alcanza una emoción tanto más honda cuanto más desapasionado es el tono. Se diría que la novela contiene la respiración, y el lector lo hace con ella.




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