Manual para mujeres de la limpieza. Lucia Berlin


Casi nunca leo prólogos, tal vez algún epílogo, tal vez... En este libro no quise, porque ya estaba un poco aleccionada con la cantidad de buenos comentarios leídos sobre él en blogs de lectores, pero no solamente Dice mi querido Rodrigo Fresán: "Milagros de la posteridad, del olfato editorial o de la justicia poética, la autora está más viva que nunca. Ahora resucita y se la compara con Raymond Carver. (¿Estará mal decir que me parece mejor que él?)". Por esos mismos comentarios lo compré. Y en la librería, Mauro el librero me dijo: el otro día le vendí uno a Carlitos Morán (aquí su reseña), en unas pocas semanas lo devuelvo, nadie lee estos libros, no se venden. Y me contó algo de cómo llegan lotes de libros, cómo se devuelven y pensé en cómo pocas veces doy con buenos libros en la mesa de saldos y le rogué que antes de devolver me avise y me rebaje, pero bueno, el sistema según me explicó no lo permite.

Así que Lucia Berlin tiene al parecer pocos lectores en Santa Fe: al menos dos (Morán y yo). Y estos lectores vienen a ser muy diferentes: él, varón, unos 30 años mayor que yo, periodista consagrado y escritor "de provincias", como Mempo, que lo prologa. Y yo. Es decir...

Subrayé muchos párrafos de este libro, pero voy a compartir muy pocos, quizás los menos significativos. Es que la mayoría fueron tan pero tan personales... y este es un diario de lectora, no un diario personal.

¿Con qué me quedo de este libro? Con que lo leí como la biografía de una mujer con una vida muy intensa, que pasó por matrimonios, alcoholismo, diversos trabajos (los consejos para las mujeres de la limpieza tienen para mí una crudeza descomunal), pero que sobre todo, y antes que madre fue hija y fue mujer, con todo lo que ello implica.








Lucia Berlin. Manual para mujeres de la limpieza. Alfaguara, 2016

Resumen de la editorial:
Tras años de injusto olvido, Alfaguara se suma al fenómeno editorial del descubrimiento de Lucia Berlin, todo un clásico de la narrativa estadounidense. Con su inigualable toque de humor y melancolía, Berlin se hace eco de su vida, asombrosa y convulsa, para crear verdaderos milagros literarios con episodios del día a día. Las mujeres de sus relatos están desorientadas, pero al mismo tiempo son fuertes, inteligentes y, sobre todo, extraordinariamente reales. Ríen, lloran, aman, beben: sobreviven.

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