¿Qué pasa en mi ciudad que cierran las librerías?
Estuve el martes en Mauro
Yardín, la de Aristóbulo. Salí con dos libros que no buscaba (uno ya
liquidado) y también salí contenta: en esos 15 o 20 minutos que estuve mirando
mesas sin encontrar el libro que sí buscaba (se habían vendido todos los
ejemplares que tenían), entró más gente de la que esperaba: una señora buscaba
la Odisea, otra crucigramas, un tipo
miraba, otro pidió algo que no encontró porque estaba agotado.
Salí contenta. Mirá vos, me dije: en una librería más de
barrio que de centro la gente entra, mira y compra. No importa qué. Y yo me
vine sin el libro que buscaba.
Y hoy me encuentro en Facebook con que cierra la casa central
de Palabras
Andantes. Y la semana pasada leí en los diarios que cerraba El
Arca del Sur.
No son de mis librerías más recorridas; son muy bonitas pero
Mauro tiene algunas características que hacen que sea la más visitada: horario
corrido y familiaridad: ya sé dónde buscar lo que quiero en cada momento.
La cuestión es que se me pinchó el globo de la “contentura” que
tenía.
¿Qué pasa que mi ciudad se está quedando sin librerías?
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