Olimpia. Betina González


Mi debut con Betina González fue de una atracción creciente. Aunque la trama de Olimpia nos va preparando desde el inicio para llegar a un desenlace que coquetea con el terror, es la tercera parte en donde todo se acelera y cobra sentido. 

La historia nos mete en una casa rodeada de naturaleza, con personajes muy diversos que se relacionan de formas muy distintas con la ciencia de inicios del siglo XX y la necesidad de experimentarlo todo. 

La pregunta que recorre la novela es qué es lo "esencialmente humano". Adivinen la respuesta. 











Betina González. Olimpia. Tusquets, 2021


Sinopsis de la editorial:
Lucrecia y Mario Ulrich se conocen un verano y se fascinan: él es científico, ella se dedica a los saltos ornamentales. Pronto se casan, se instalan en la residencia que él ha heredado de su familia, y esperan un hijo. Pero en toda fascinación se oculta una advertencia. La serena casa junto al río está también habitada por animales: son presas que Ulrich usa en sus experimentos. Y están los otros personajes. Juan Averá, un sobreviviente del norte que se gana la vida como cazador; y las dos criadas: Carmen, que mantiene el orden de la casa desde que tiene memoria, y Esmeralda, que llega para trastrocarlo todo. Cada uno de los personajes prestará su mirada para construir este relato, que puede leerse también como una fábula, una novela social, una parodia de las prácticas científicas de las primeras décadas del siglo pasado o un ajuste de cuentas con algunos clásicos de la literatura argentina.
Betina González ofrece una nueva pieza de su extraordinaria narrativa, para deslumbrarnos una vez más con la creación de un mundo de apariencia pequeña que irradia sentidos más allá de lo imaginado.

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