Soy la peste. Guillermo Saccomanno


Cómo no recordar cuando hace poco menos de un año, en marzo, se dijo que de la pandemia saldríamos mejores... Saccomanno obvio que la tenía bien clara, porque escribió esta novela entre abril y junio del nefasto 2020.

Ya lo había dicho cuando leí su último libro de cuentos: lo noté "rendido", resignado ante el mundo pre-pandémico. Lo imagino escribiendo este libro pesimista, desbocado y resignado. 

No iba a ser obvio Saccomanno, así que Soy la peste no habla del coronavirus, sino de un mal que afecta al mundo y que hace brotar a distintas bestias a la que cada ser humano sobreviviente debe enfrentar sin tener en cuenta al otro. 

Se lee de una sentada, se piensa bastante tiempo más.








Guillermo Saccomanno. Soy la peste. Planeta, 2020


Resumen de la editorial: 
Desde su primera frase, Soy la peste se plantea como un descenso que no es sólo interior. Relato de iniciación en el mal, su código es la supervivencia, el sálvese quien pueda en un paisaje de calles desoladas por una peste arrasadora. Un pibe sin nombre, de masculinidad resentida, se las tiene que ver en su fuga de una ciudad asolada por esperpentos y fieras no menos impiadosas que él. Novela de aprendizaje, Soy la peste es la radiografía cruda de un canalla sin otros códigos que el instinto violento y el goce primario, inmediato.
Si Dios ya no existe, de modo dostoievskiano todo puede estar permitido. Y entonces el deseo de catástrofe y el crimen dejan de ser una opción aberrante. De esto nos habla Guillermo Saccomanno en una novela que combustiona una alternancia arltiana entre lenguaje alto y plebeyo. Alucinación de nuestros terrores presentes, esos que nos empujan a pensar en el después de esta tierra baldía, si es que habrá un después. Pesadilla o pronóstico desconsolado de un mundo que ya no volverá a ser el que conocimos, Soy la peste deviene un texto desesperado, no apto para lectores sensibles.

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