En nueve breves pero contundentes ensayos, Rebecca Solnit desarrolla un hilo conductor entre el
mansplaining y los femicidios. Ese hilo seguramente parezca una exageración, pero muchas mujeres entenderán cómo se va socavando la estima y la credibilidad para llegar al derecho de unos sobre el cuerpo y la vida de otras.
En estos ensayos también tienen el mérito de haber encontrado el tono para cada uno de los temas, y así me reí mucho en algunos tramos y me enojé y hasta enfurecí en otros. Bravo.
Dejo como apostilla antes de mis subrayados un escrito que posteé en facebook con motivo del Paro Internacional de Mujeres el #8M. Creo que viene muy a cuento, hay cosas que aún con los avances que logramos siguen estando ahí y, lamentablemente, no son muchos los varones que hacen un esfuerzo por entenderlo.
Yo, Cintia Mignone, 43 años, soltera, estudios
universitarios, tía de dos niñas que amo, hija, (¿ex?) periodista, trabajadora
y militante, PARO.
#YoParo porque cuando tenía 8 ó 9 años un tipo tuvo derecho a apoyarse en mi
culito de nena y refregarse durante buena parte del viaje en colectivo y yo,
que “sabía” que estaba mal, no sabía qué hacer. Nadie me auxilió ni me explicó.
#YoParo porque una medianoche un tipo me arrinconó contra un paredón y, milagro
y adrenalina, pude zafar y refugiarme en un bar lleno de varones, pero
regenteado por una mujer que me acompañó a mi casa.
#YoParo porque durante décadas tuve más miedo a ser violada que a que me roben
la cartera.
#YoParo porque mi vieja tuvo que esconder durante años que trabajaba, además,
de manera rentada, aunque en casa, en negro, siempre.
#YoParo porque la escuela, la religión, la familia, me enseñaron que no debía
“provocar” a los varones, porque ellos “no se podían controlar”.
#YoParo porque vi decenas de violencias sutiles en mi familia y hoy no puedo
más que conmoverme por mis abuelas.
#YoParo porque vi violencia más concreta en mi familia y se escondió bajo la
alfombra.
#YoParo porque me miraban con conmiseración cuando pasaban los años y no me
casaba, y manifestaba a viva voz que no quería tener hijos.
#YoParo porque durante años me tuve que “masculinizar” y ser “Cachito” porque
trabajaba rodeada de varones.
#YoParo porque aunque entendía bastante, adentro mío, que era feminista, el
estigma de la palabra retardó el reconocimiento.
#YoParo porque tuve y tengo más formación que algunos ex y actuales compañeros
de trabajo y tuve y tengo menor salario.
#YoParo por Milagro Sala, presa política.
#YoParo por las mujeres que se mueren por no tener información. #YoParo por las
que se mueren por un aborto clandestino. #YoParo porque quiero información para
decidir y aborto legal para no morir.
#YoParo porque tengo miedo por mis sobrinas, pero tengo también esperanza con y
por ellas.
#YoParo porque soy bien consciente de que ningún derecho, ninguna conquista
llueve del cielo, que se consiguen a fuerza de gritos desaforados, calle,
pintadas, puteadas y a veces violencia.
#YoParo porque tengo una deuda de gratitud hacia centenares de mujeres que a lo
largo de los siglos gritaron desaforadas, en la calle, que hicieron pintadas y
levantaron pancartas, que enfrentaron a la policía, a la guillotina y a la
hoguera. Y la mayoría de las veces perdieron. Muertas en la cárcel, suicidadas,
la cabeza separada del resto del cuerpo, la carne chamuscada.
#YoParo porque por ellas voto, porque por ellas trabajo, porque por ellas no le
tengo que dar mi salario a mi padre, mi marido o mi hermano.
#YoParo por todas las mujeres que faltan víctimas del patriarcado, de la
violencia machista.
#YoParo por las mujeres que no pueden parar. #YoParo por las que no saben que
hay un paro porque no pudimos/supimos llegar a ellas. #YoParo también por las
que saben y les es indiferente y hasta están en contra. #YoParo por aquellas
mujeres que no saben/pueden mirar más allá de sí. #YoParo también por las que
creen que su vida heredada es la mejor posible. #YoParo también por las que no
saben que trabajan, se divorcian, votan, consumen como se les da la gana
porque, antes, otras mujeres pelearon, putearon y hasta murieron por ganar ese
derecho.
Por todo esto y por varias cosas más, #YoParo.
























Rebecca Solnit. Los hombres me explican cosas. Capitan Swing, 2015
Resumen de la editorial:
En este conjunto de ensayos mordaces y oportunos sobre la
persistente desigualdad entre mujeres y hombres y la violencia basada en el
género, Solnit cita su experiencia personal y otros ejemplos reales de cómo los
hombres muestran una autoridad que no se han ganado, mientras que las mujeres
han sido educadas para aceptar esa realidad sin cuestionarla. La autora narra
la experiencia que vivió durante una cena en la que un desconocido se puso a
hablarle acerca de un libro increíble que había leído, ignorando el hecho de
que ella misma lo había escrito, a pesar de que se lo hicieron saber al
principio de la conversación. Al final resultó que ni siquiera había leído el
libro, sino una reseña del New York Times.
El término mansplaining conjuga man («hombre»)
y explaining («explica»), en alusión a este fenómeno: cuando un
hombre explica algo a una mujer, lo hace de manera condescendiente, porque, con
independencia de cuánto sepa sobre el tema, siempre asume que sabe más que
ella. El concepto tiene su mayor expresión en aquellas situaciones en las que
el hombre sabe poco y la mujer, por el contrario, es la «experta» en el tema,
algo que, para la soberbia del primero, es irrelevante: él tiene algo que
explicar y eso es lo único que importa.
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