Botas de lluvia suecas. Henning Mankell


Sobre todo en la primera mitad del libro me pregunté varias veces por qué leía una novela que me transmitía tanta tristeza. Tristeza a la que una se resiste, en la medida de lo posible, pero que cuando aparece un Mankell, no se puede evitar y una toma coraje y se obliga a pensar en lo que él propone con tanta maestría: la tristeza, sí, también la soledad, la vejez, la inevitabilidad de la muerte, pero además destellos de alegría y esperanza.

Y la confirmación de que el sueco que nos dejó hace un año es uno de los mejores y más sensibles escritores que me tocó conocer en los últimos tiempos.








Henning Mankell. Botas de lluvia suecas. Tusquets, 2016

Resumen de la editorial
Una noche de otoño, Fredrik Welin —el protagonista de la exitosa novela Zapatos italianos— se despierta cuando un incendio arrasa su casa. A sus sesenta y nueve años, este solitario médico jubilado sale penosamente de entre las llamas, calzado con unas botas de lluvia (pero ambas pertenecen al pie izquierdo). Sólo quedan, a la mañana siguiente, unas ruinas malolientes: ha perdido su casa y todas sus pertenencias, y tiene que mudarse a un remolque, una caravana que pertenece a su hija. Cuando por el archipiélago se extiende el rumor de que él mismo ha provocado el fuego, la policía lo interroga, sin llegar a acusarlo. De pronto, Louise, la hija de Fredrik, viaja hasta la isla por motivos misteriosos. Todos esos acontecimientos sumen en el desconcierto a Fredrik, que ese otoño ve como se acerca a la vejez, también a la muerte, y desea saldar todas sus cuentas con la vida. Sin embargo, al conocer a Lisa Modin, una periodista que trabaja para el diario local y que investiga el incendio, se despiertan en él sentimientos que llevaban mucho tiempo adormecidos y pensará de nuevo en la Nochevieja como la ocasión para festejar con los amigos el gusto de estar vivo. 

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