Las cosas que perdimos en el fuego. Mariana Enriquez.


Me cae bárbara Mariana Enriquez (me repito, pero son dos tipos queribles). Cada vez que la escucho hablar de literatura en la radio me parece excelentemente despojada y me encantó la semblanza que de ella hizo acá Juan Forn. Nunca la había leído, está catalogada como escritora de "terror" y yo a ese género le escapo (por miedo, obvio). Y para ser sincera tampoco me había encontrado sus libros en ningún momento.

Me topé con este, el último, hace un mes. Y lo venía postergando, hasta que fue entrevistada este fin de semana y siguiendo las recomendaciones de Mario Wainfeld, su entrevistador y lector, no la leí de noche. Pero tampoco pude dejar de leer el libro. Un día me duró, un solo día.

¿Son cuentos de terror estos doce que presenta Mariana Enriquez? Y sí, porque lo cotidiano suele dar terror, o cuando lo cotidiano se tuerce apenas un poquito. Algo siempre puede pasar, y va a pasar, te dice todo el tiempo.

Y esa es la continuidad del libro: mujeres, niñas y adolescentes protagonistas, por un lado; el miedo a que algo va a pasar (y pasa) y la línea tan difusa que separa la cordura de la ¿locura? Y el machismo ahí, acechando, implícito, explícito. Y la política metida ahí, en esos cuerpos.

Gran, gran libro. Y muy brutal el cuento que le da nombre.

No me defraudó Mariana Enriquez. Detrás de esa voz despojada de la radio, que habla de libros leídos, por leer o que jamás leeré, estaba una escritora que no me podía defraudar.

Los años intoxicados


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Pablito clavó un clavito: una evocación del Petiso Orejudo


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Tela de araña

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Verde rojo anaranjado



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Las cosas que perdimos en el fuego




Mariana Enriquez. Las cosas que perdimos en el fuego. Anagrama, 2016

Resumen de la editorial
El mundo de Mariana Enriquez no tiene por qué ser el nuestro, y, sin embargo, lo termina siendo. Bastan pocas frases para pisarlo, respirarlo y no olvidarlo gracias a una viveza emocional insólita. Con la cotidianidad hecha pesadilla, el lector se despierta abatido, perturbado por historias e imágenes que jamás conseguirá sacarse de la cabeza. Las autodenominadas «mujeres ardientes», que protestan contra una forma extrema de violencia doméstica que se ha vuelto viral; una estudiante que se arranca las uñas y las pestañas, y otra que intenta ayudarla; los años de apagones dictados por el gobierno durante los cuales se intoxican tres amigas que lo serán hasta que la muerte las separe; el famoso asesino en serie llamado Petiso Orejudo, que sólo tenía nueve años; hikikomori, magia negra, los celos, el desamor, supersticiones rurales, edificios abandonados o encantados... En estos once cuentos el lector se ve obligado a olvidarse de sí mismo para seguir las peripecias e investigaciones de cuerpos que desaparecen o bien reaparecen en el momento menos esperado. Ya sea una trabajadora social, una policía o un guía turístico, los protagonistas luchan por apadrinar a seres socialmente invisibles, indagando así en el peso de la culpa, la compasión, la crueldad, las dificultades de la convivencia, y en un terror tan hondo como verosímil. Mariana Enriquez es una de las narradoras más valientes y sorprendentes del siglo XXI, no sólo de la nueva literatura argentina a cargo de escritores nacidos durante la dictadura sino de la literatura de cualquier país o lengua. Mariana Enriquez transforma géneros literarios en recursos narrativos, desde la novela negra hasta el realismo sucio, pasando por el terror, la crónica y el humor, y ahonda con dolor y belleza en las raíces, las llamas y las tinieblas de toda existencia.

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