El secreto de Christine & El otro nombre de Laura. Benjamin Black

 

Empecé a leer la saga de Quirke casi por el final y ahora volví a las dos primeras novelas: El secreto de Christine y El otro nombre de Laura. Son verdaderas clases magistrales de novela negra: clásicas, pero nunca caricaturescas.

Ambientadas en los años 50, ambas funcionan como una estampa precisa de la sociedad irlandesa, vista a través de un forense marcado por una infancia dura, pésimas decisiones amorosas y un vínculo más estable con el alcohol que con las personas.

En El secreto de Christine, Quirke investiga la muerte de una joven y lo que se oculta detrás de la fachada respetable de los grandes prohombres de Irlanda, así como las ramificaciones de las “lavanderías” (esas instituciones siniestras sobre las que ya escribió Claire Keegan en Cosas pequeñas como esta, entre otros autores) que llegan incluso a Estados Unidos. En El otro nombre de Laura, el caso gira en torno a abusos y chantajes.

A través de estos casos, Quirke derrapa, se redime y vuelve a derrapar, como corresponde a un buen personaje de novela negra.

4/5🎗

Benjamin Black. El secreto de Christine (2007) // El otro nombre de Laura (2008). Alfaguara

Sinopsis de la editorial:
El secreto de Christine
La inocencia es el escondite perfecto del crimen. Dublín, años cincuenta. En un depósito de cadáveres, una turbia trama de secretos familiares y organizaciones clandestinas comienza a desvelarse tras el hallazgo de un cuerpo que nunca tendría que haber estado allí. Una oscura conspiración que abarca ambos lados del Altántico y que acaba envolviendo en un siniestro abrazo, inesperadamente, la vida misma de todos los protagonistas.

El otro nombre de Laura
Ha pasado el tiempo para Quirke, el hastiado forense que conocimos en El secreto de Christine. La muerte de su gran amor y el distanciamiento de su hija han conseguido acentuar su carácter solitario, pero su capacidad para meterse en problemas continúa intacta.
Cuando Billy Hunt, conocido de sus tiempos de estudiante, le aborda para hablarle del aparente suicidio de su esposa, Quirke se da cuenta de que se avecinan complicaciones, pero, como siempre, las complicaciones son algo a lo que no podrá resistirse. De este modo se verá envuelto en un caso sórdido en el que se mezclan las drogas, la pornografía y el chantaje, y que una vez más pondrá en peligro su vida.

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