Los motivos del Lobo + Tumbas rotas. Liliana Escliar
Fin de semana largo y me devoré dos novelas bien bien negras. Conspiración, trata de personas con diversos fines, medicación adulterada, un forense que anda buscando la muerte para terminar con el dolor, una fiscala inteligente, un malo muy malo, tensión sexual, alcohol, una librería. Con todo este combo me pasé unos días muy enganchada y ahora sólo espero que Liliana Escliar nos traiga la continuación de estas novelas.
Los motivos del Lobo. Tusquets, 2017
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Tumbas rotas. Tusquets, 2020
Sinopsis de la editorial:
Los motivos del Lobo
Daniel Parodi se había convertido en el mejor criminólogo forense del país. Era capaz de pensar como el criminal, “ser” el criminal. Entendía la lógica del delito y, de manera casi inevitable, siempre descubría al culpable. Pero cuando un psicópata inasible asesinó a Zoe, su hija, todo cambió.
Obsesionado por atrapar al Lobo, Parodi pierde a su familia, su casa, su trabajo, su talento profesional. El Lobo se adelanta y Parodi, acosado por el dolor, llega tarde y fracasa una y otra vez.
Junto con sus aliados, Ernesto Soria –un octogenario ex policía devenido en librero– y Diego Heller, un joven hacker tímido, malvive de las pericias que le encarga la fiscal Diana Quaranta y de las magras ventas de una librería especializada en policiales que funciona también como casa y oficina. Parodi no entiende los motivos del Lobo y por qué lo eligió como víctima.
Liliana Escliar actualiza el género negro con una trama en la que se entrecruzan los hilos del poder, la obsesión por la venganza y un perverso juego del gato y el ratón.
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Tumbas rotas
Parodi está destrozado.
Hundido por las muertes que no pudo evitar, el criminólogo pasa los días aferrado a los restos de su librería como un náufrago. Pero cuando la fiscal Quaranta le da la noticia de la profanación de la tumba de Ernesto, la apatía y la depresión se transforman en furia. El Lobo acaba de hacer su rentrée de la manera más espectacular: con el féretro roto a hachazos y el cuerpo de su amigo sentado, acodado contra el cajón y un brazo en alto señalando hacia una lápida con una cruz inclinada, sin fecha ni nombre.
El hallazgo pone a Parodi sobre la pista de personajes que preferiría haber olvidado: Lidia, los hermanos López y el mismo Lobo.
Con una prosa que no da respiro, tal como hiciera en Los motivos del Lobo, Liliana Escliar despliega lo mejor de la novela negra y enfrenta a Parodi con un nuevo caso que involucra la adulteración de medicamentos y la trata de personas.
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