Primera persona. Margarita García Robayo
Situación de compra de libro: cuarentena, catálogo de Punto de Encuentro, ganas de comprar libros-papel, cuenta sueldo pobrísima: compro dos. Este es uno de esos libros. Situación de lectura: días de depre, futuro catastrófico, descompostura, algo de llanto. Futuro catastrófico. En la compu, cada tanto, veo la segunda temporada de La amiga estupenda y me digo: tengo que releer en algún momento de paz esos libros. Tengo que tenerlos en papel. Ya veremos.
Es la madrugada, en unas horas tengo que levantarme para trabajar en casa, que es la multiplicación de mi trabajo por varios números. Termino de leer a Margarita García Robayo, cuyo nombre me crucé en los últimos tiempos. Habrá que ver en sus novelas, pero en estos relatos-crónicas hay una voz muy poderosa. Son de temas diversos, muchos de los cuales me resultaron muy cercanos, otros no tanto pero sin embargo esa voz nada autocomplaciente se me fue metiendo bajo la piel, sentí por momentos que me susurraba al oído, me retaba en dos sentidos de la palabra. Me regañaba por cierta altivez. Me desafiaba a mirar hacia atrás, a reconocerme.
Punto muy alto tienen las crónicas en las que se cuela el relato familiar. Muy alto. Hay algunas específicas y otras donde el tema es lateral. Allí la voz de Margarita, que por momentos es la mía también, se torna despiadada.
El mar
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Amar al padre
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Leche
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Residencia
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Historia general de tu vida
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Mi debilidad. Apuntes desordenados sobre la condición femenina
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Aullidos sordos en el bosque
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Educación sexual. Folletín adolescente
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Margarita García Robayo. Primera persona. Marea, 2019 (2017)
Resumen de la editorial:
Margarita García Robayo es la hija de un linaje nuevo, del linaje que ella misma funda en su literatura, el de una ética tan despiadada como bella. Es capaz de escudriñar en la memoria, pero también de hundir el escalpelo en el propio músculo hasta llegar al hueso del malestar para escribir un tratado sobre la individualidad y el misterio de saberla y de callarla. En este libro de crónicas y relatos inclasificables el lector es arrastrado como por una ola violenta, por algo así como lo que la misma autora describe en su crónica sobre el mar, una fuerza más fuerte que la gravedad. De una madre singular a un padre aún más singular, de sus relaciones sepultadas a la maternidad del amamantamiento esclavo, del amor y la vulnerabilidad al cinismo neurótico, en Primera persona el yo se desliza con una escritura certera y exquisita. En estas páginas la descripción de una fruslería puede encerrar una daga existencial, hasta que en el siguiente párrafo la idea se disuelve con la efervescencia de lo pasajero. La trampa es que, de pronto, creemos divagar con Margarita sin destino, pero estamos atravesando en una canoa frágil el río Aqueronte. Consagrada por sus cuentos y novelas, García Robayo entrega aquí más de lo que alguien puede esperar de una cronista honesta: la transparencia abisal de sus sentidos.
Cristian Alarcón
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