Inmersión. Lidia Chukóvskaia


Esta es una lectura para estos días fríos. Un poco por el clima gélido en el que transcurre (en suelo finlandés y en los recuerdos de la entonces URSS), pero también por la introspección que durante toda la novela transitan los personajes. 

La producción literaria y la situación política y social son el eje de esta historia donde cada uno de los actores carga con dolores y heridas que ponen en tensión el presente. 

Nina es una especie de arqueóloga que busca reconstruir lo sucedido con su marido, porque no puede olvidar, porque no puede perdonar. Es la memoria de todas las víctimas del régimen. 










Lidia Chukóvskaia. Inmersión. Un sendero en la nieve. Errata Naturae, 2017 (1967)

Reseña de la editorial:

«Si lograba llevar el cielo, la nieve y el aire a mi escritorio, la inmersión sería fácil, enseguida alcanzaría la claridad de visión adecuada».
Estamos en febrero de 1949. Nina Sergeievna, escritora y traductora, es uno de los privilegiados a los que la Unión de Escritores ha concedido un mes de descanso en el campo, lejos de la oscura y ominosa capital, Moscú. Oficialmente, se supone que debe descansar o trabajar en sus traducciones, pero lo que hace, en realidad, es reflexionar sobre la desaparición de su marido durante las persecuciones estalinistas de 1938, para liberarse así, al menos en parte, de su propia pesadilla. En una casa de campo finlandesa, en mitad de bellísimos paisajes nevados, Nina se sumerge en su historia mientras convive con otros traductores, autores o cineastas, más vinculados al régimen que ella.
Una novela a medio camino entre Anton Chéjov y Vasili Grossmann. Un texto bellísimo, de gran sencillez pero hondo calado, que George Steiner ha calificado como clásico de la literatura rusa del siglo XX.

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