Redacciones cautivas. Horacio González


Horacio González es un tipo difícil de leer. Es "demasiado" erudito, en general. Sin embargo, escucharlo hablar es un placer (o leerlo pero en clave de conversación, como en muchas entrevistas o como en el libro Historia y pasión. La voluntad de pensarlo todo, junto a José Pablo Feinmann). Para mí es como, por poner una figura, un tío abuelo.

Redacciones cautivas es su segunda novela, y la que más me gustó de las dos. El argumento, para cualquier no-argentino, podría parecer inverosímil. Tremenda equivocación. Hay quienes, como yo, no tenemos edad para haber vivido algunos momentos, pero tenemos lecturas suficientes (¿suficientes?) sobre los 70. Alcanza y sobra un poco de sensibilidad, de humanidad, para que este libro resulte conmovedor e imprescindible.

Sí, la erudición de Horacio (¡es mi tío!) te hace desviarte muchas veces e ir al diccionario, práctica bastante desusada pero recomendable.

El tema de la tortura está tratado de una manera magistral. Hay un par de páginas (181-183) que especialmente me conmovieron. Subo apenas algunos párrafos: así que, compren el libro y lean el resto.

Impresionante también la discusión alrededor del prólogo del Nunca Más con "Ernest Ábadon". "No escucho aquí esos gritos de dolor con nombre y apellido". Y la "teoría de los dos demonios", y Borges y Walsh ("Nuestro Émile Zola"). Y el drama (otro más) familiar.










Horacio González. Redacciones Cautivas. Colihue, 2015

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