Como siempre, en Carlos Bernatek leo a mi ciudad y sus alrededores, reconozco a la gente que los habita y la chantada que es constitutiva de algunos sectores.
Leo siempre también en Bernatek el peso de la existencia en personajes diversos, y cómo lo van llevando sin grandes disquisiciones, que es como, más o menos, cada uno va resolviendo su vida.
Leo oscuridad e ironía en un escritor que se va transformando en uno de mis preferidos de por acá.
Carlos Bernatek. Rencores de provincia. Adriana Hidalgo, 2008
Resumen de la editorial:
«Novela extraña y a la vez transparente que nos va llevando paso a paso a la aventura de dos itinerarios y un encuentro. Si como quería Borges, en caso de que el azar no exista, todos los encuentros casuales son citas, las historias de Selva y de Poli están marcadas porque sus vidas, tanto la de esa muchacha como la de ese hombre que pone distancia, están señaladas como ineluctablemente dirigidas a una meta que ni siquiera presienten. El camino no es fácil ni está desprovisto de la peripecia indispensable para convertir un texto en una novela. Todo adquiere un tono inesperado: los pasos no llevan hacia donde el caminante quiere, hacia donde la viajera desearía, pero las vidas del uno y de la otra se van a convertir en otra cosa. Ya no serán lo que eran al principio de la narración. Todo esto, gracias a un lenguaje a veces oscuro, a veces irónico pero siempre necesario. Es, finalmente, la maestría del escritor lo que nos pone frente a esos seres y a esos paisajes que el centro del deseo busca sin saber por qué. Una novela estupenda que merece un lugar de privilegio en el panorama de nuestra narrativa.» Angélica Gorodischer
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