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lunes, 24 de septiembre de 2018

El hombre de la dinamita. Henning Mankell


Siempre espero en los últimos septiembres, que llegan con novedades editoriales, a Piglia y a Mankell. Suelo sopesar mucho con cual de los dos arranco. Este año arranqué con Mankell porque la faja anunciaba: "Una historia desgarradora y muy actual sobre la clase obrera en tiempos difíciles".

Por estos lugares nos hablan de volver a la Argentina de hace 70 años: volver a una clase trabajadora similar a la que representó Oskar allá tan lejos.

Esta es la primera novela de Mankell, escrita a sus 25. No es, no podría ser, su mejor novela. Sin embargo, está ahí su sensibilidad de siempre. Dice:

El pueblo solo ha tenido la posibilidad de hablar bajito a lo largo de los siglos, pero ha sido el pueblo el que ha luchado y ha perdido. Deberían escribir más sobre lo que el pueblo ha tenido la posibilidad de hablar bajito.

Eso ha hecho Henning Mankell, y por eso se lo extraña.











Henning Mankell. El hombre de la dinamita. Tusquets, 2018 (1973)

Resumen de la editorial:
Norrköping, Suecia, 1911. Los periódicos locales dan brevemente la noticia de que Oskar Johansson, dinamitero de veintitrés años, ha muerto a consecuencia de un trágico accidente producido durante la voladura de un túnel. La nota nunca se desmintió, pero Oskar Johansson sobrevivió, aunque quedó gravemente herido y con secuelas atroces; es más, se casó, siguió trabajando hasta su jubilación, y no murió hasta 1969. Narrado a través de distintas voces y originales perspectivas, el relato de la vida de Oskar, con sus sueños y esperanzas, su rutina y sus desalientos, no sólo da cuenta de su destino, sino que también traza una imagen precisa y desgarradora de la situación de los más desfavorecidos en la primera mitad del siglo xx. «Han cambiado muchas cosas, sí, pero no para nosotros», afirma Oskar Johansson, trabajador sueco.


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