Bueno, digamos que correspondía que en una semana tan importante para Cuba me decidiera entre los pendientes por Leonardo Padura, ¿no?
Acoto un tema para desarrollar en otro momento: qué buen recurso tienen estos escritores para dotar a sus personajes de un gusto hasta el detalle por la gastronomía. Mientras yo ponía en el microondas algo, Padura me deleitaba con las comidas de Josefina; me acuerdo de las comidas suecas de Wallander, de las griegas de Jaritos, de las variedades de mar de Montalbano y de las maravillas de Carvalho y Biscuter (Acá hay un blog muy bonito sobre policiales que, además de analizar libros y personajes, se detiene en qué comen estos voraces detectives).
Menos mal que lo que fue a mi microondas tiene la mano inigualable de mi hermana. (Anoche, goulash)
Leonardo Padura. La cola de la serpiente. Tusquets, 2015
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